En resumen
Östlund debutó en el año 2001 con el documental "Let the Others Deal with Love". Desde entonces ha filmado 6 largometrajes.
Östlund debutó en el año 2001 con el documental "Let the Others Deal with Love". Desde entonces ha filmado 6 largometrajes.
Por Andrés Nazarala R.
Las desventuras de una pareja de modelos que aborda un crucero para millonarios en "El triángulo de la tristeza" (2022) es la trama de la última película de Ruben Östlund. La cinta que desde esta semana está en cines chilenos, ganó la Palma de Oro en Cannes, pero enfureció a la mitad de espectadores y críticos que asistieron el evento. Para muchos, su fijación por mofarse de la vida de la elite cruzó esta vez los límites. Más tarde entenderían que no se trató de un error del jurado, como algunos calificaron la elección, ya que "El triángulo de la tristeza" lograría tres importantes nominaciones al Oscar: mejor película, mejor dirección y mejor guion original. "Me encanta que los Óscar me dejen promocionar mi crítica al neoliberalismo", festinó el director posteriormente.
¿Qué es lo que tiene el sueco que fascina a los votantes? ¿Cómo se explica que haya ganados Cannes tres veces (dos Palmas de Oro y un Certain Regard) y sea, al mismo tiempo, destrozado por la crítica? ¿Tiene que ver con la figura pública que ha construido como una suerte de Luis Buñuel desafiante y ácido del siglo XXI?
No es fácil responder a estas interrogantes, pero podríamos decir en primer lugar que Östlund filma bien, si es que tiene algún sentido afirmar algo así. Digamos que sabe dónde poner la cámara, crear atmósferas atrapantes y esculpir bien el tiempo de sus relatos. Así lo demuestra en una primera parte donde conocemos a Carl, un modelo que participa de un casting humillante, y a Yaya (la actriz Charlbi Dean, fallecida el año pasado), modelo de alta costura acostumbrada a una vida de lujos y apariencias. Östlund los sigue atentamente en medio de una cita cargada de silencios y buenos diálogos que nos lleva a pensar que la película ha partido con pie derecho.
En el segundo acto, la pareja de influencers se embarca en un crucero de lujo donde sobresale un magnate ruso anticomunista, un millonario inglés que vende granadas de guerra, una anciana delirante y un capitán marxista y borracho (Woody Harrelson), que odia a la elite.