Me suena tu libro: cuando los músicos escriben
"Canción para mañana. Memoria de Los Bunkers", es el libro que escribió el compositor y bajista Mauricio Durán. Antes que él, se anotaron en la memoria musical de Chile Los Tres y, cómo no, Los Prisioneros.
Por Valeria Barahona
Aparecer y desaparecer son actos que requieren cierta elegancia, como la mostrada por Los Bunkers en su estreno en Concepción, donde se vistieron como The Beatles, rompieron un bajo como The Who y cerraron la fiesta con un cover de The Kinks, hace ya un par de décadas. Luego vino MTV, México y la fama internacional, historia que cerraron -de momento, porque nunca se sabe- con un concierto en Plaza Baquedano durante diciembre de 2019, piedrazos y lacrimógenas mediante, cuando atravesaron un par de camiones en plena Avenida Providencia.
Aunque tal vez lo más interesante del grupo, que luego repitió el espectáculo en el campus de la Universidad de Concepción, también con un público multitudinario, es lo que pasó entremedio: cómo cinco jóvenes de la capital penquista llegaron a ser parte de la memoria auditiva de quienes hoy tienen entre 30 y 40 y pocos años, tanto en Chile como Latinoamérica, eso es lo que cuenta su compositor y bajista, Mauricio Durán, en el libro "canción para mañana. Memorias de Los Bunkers", publicado hace unos días.
Acompañado de detalles técnicos que bien servirán a quienes desean dedicarse a la música, Durán cuenta cómo abandonó una vida más convencional y, claro, acertó: "Estaba perdiendo el tiempo en la cafetería de la Escuela de Periodismo de la U. de Conce", afirma el autor de letras como "El detenido" y "Bailando solo", para luego contar la forma en que se conocieron, desde la primera banda "Los Biotles", una mezcla entre The Beatles y Biobío, dedicada a tocar covers.
Uno de los primeros integrantes de lo que luego sería Los Bunkers fue el baterista Mauricio Basualto. Primero no se entusiasmó con la idea: "Al componer material original las cosas se empezaban a poner serias, uno comenzaba a proyectar la música como un trabajo, a inyectarle energía, y luego todo se desmoronaba porque muy pocos grupos lograban desarrollarse y alcanzar un grado decente de consolidación. Dijo que ya había transitado ese camino y que no deseaba volver a sentir tal frustración. Insistí durante meses, lo hinché hasta más no poder. No sé si lo aburrí o lo contagié con mi determinación", recuerda Durán.
El requisito "era que nos lanzáramos con todo, que nos tomáramos el grupo de forma profesional desde el inicio", con productores, ingenieros de sonido, estudios de grabación, etcétera, aunque "el gran problema era -y probablemente aún lo siga siendo- que muchas veces los artistas de Conce tenían que migrar a Santiago para sacar sus proyectos adelante", afirma el autor sobre el momento de llegar a la capital, donde otros penquistas de la generación anterior se subieron al escenario con ellos: Los Tres.
La banda ícono de los 90 también en 2019, aunque