La historia perdida del niño al que le cayó una bomba
La novela "Una historia perdida", de Juan Pablo Meneses, se abre con un episodio de infancia, cuando el 11 de Septiembre de 1973 cae una bomba cerca de la casa del protagonista. Este es un adelanto de la obra.
Por Juan Pablo Meneses
Todos los hechos que vienen a continuación son reales y, aun así, este libro es una novela. La razón de esto se irá viendo más adelante, porque ahora mismo hay un ruido monstruoso de aviones de guerra volando muy bajo y que hace temblar los vidrios de la casa. Parece que el techo se fuera a partir por la mitad, y también el jardín, y la calle angosta. El motor del Hawker Hunter volando a baja altura brama como un dragón herido. El niño mira todo por la ventana. Afuera de la casa, su padre conversa con algunos vecinos del pasaje mientras miran al cielo, como tratando de reconocer a estos pajarracos metálicos. Parece un evento único, y más lúdico que terrorífico.
El pequeño, que apenas cumplió los cuatro años y todos llaman Pablo, quiere salir a ver las acrobacias aéreas junto a los adultos. Camina hacia la puerta de calle, que da a un pequeño antejardín, que da al pasaje. Su madre, que está en la puerta de la cocina y lo alcanza a ver, le grita: No salgas a la calle, ¡te va a caer una bomba! Y aunque tiene pocos años y nunca ha vivido en una guerra, la frase le parece particularmente desafiante y va por el objetivo inverso: ahora el niño corre hasta la puerta con más ganas. Agarra la manilla, que está a la altura de sus ojos, y antes de comenzar a girarla el ruido de los aviones se hace más fuerte. Entreabrió la puerta. Se asomó lento, asustado, ya casi, cuando en eso cae la bomba. ¡Boooooom! El suelo se mueve de un lado a otro. Él trata de mantenerse en pie como si fuera un juego de equilibrio, pero pierde y cae sentado. Todo retumba tan fuerte que apenas se escuchan los gritos de los vecinos. Una de las ventanas no resiste el estruendo y estalla en tantos pedazos. El living se llena de dagas transparentes, de todos los tamaños. Pablo, rodeado de cristales afilados, gira la vista buscando a su madre, que sigue en la puerta de la cocina: está con la cara blanca, tiesa, asustada por lo que está viviendo el país, lo que ellos están viviendo. También por descubrir la certeza de su predicción. El niño se levanta con la dificultad con que se levantan los niños a esa edad y corre a abrazar a su madre. Llora agarrado a sus piernas, cubiertas por una falda café; un avión acaba de lanzar un misil a dos cuadras de la casa, y a él le dijeron que no abriera la puerta de calle.
El ruido de esos aviones, la amenaza cumplida de la madre y su barrio bombardeado son el primer recuerdo que Pablo tiene. Ha intentado por años que sea otro, uno distinto, pero todas las imágenes que consigue son posteriores a ese día de los Hawker Hunter. No tiene un registro tan certero, claro y dramático que sea previo al 11 de septiembre de 1973.
El día que marcó la historia del país, en que fue derrocado el gobierno de la Unidad Popular, que murió Salvador Allende y que tomó el poder la Junta Militar encabezada por Augusto Pinochet; cuando inició una dictadura larga y oscura; ese mismo día comenzó a funcionar su memoria. Hasta la muerte de su madre, cuarenta y tres años después del bombazo, él solía repetir la anécdota con esa gracia del comediante que cuenta su mejor historia una y otra vez.
"Una historia perdida"
"Juan Pablo Meneses Tusquets 260 páginas $16.900