Ahora que el mes de la mujer está llegando a su fin, es un buen momento para la reflexión. Es el espacio para analizar y destacar el papel que ellas tienen en las organizaciones, en la economía y la sociedad.

Sin duda, si miramos la historia, en esta última década ha habido grandes avances, pero también queda mucho por recorrer, sobre todo en materia de emparejar la cancha cuando se trata de posiciones directivas.

No se trata solo de un día o de un mes, esto debe ser un compromiso permanente, el que recordemos y renovemos una y otra vez. Debemos seguir impulsando el cambio para lograr empresas más diversas e inclusivas, respetando y valorando a las personas por lo que son, reconociendo su talento, su potencial y promoviendo decididamente el balance de género en nuestras empresas y en la sociedad.

Sabemos que cuando las mujeres alcanzan su máximo potencial, los negocios y la sociedad en su conjunto, son también más fuertes y exitosos.

Generar los espacios y las herramientas que nuestras mujeres necesitan, y potenciar un ambiente de trabajo inclusivo, seguro y flexible, nos permitirá contar con una organización donde las mujeres tengan la oportunidad de ser líderes, con un impacto positivo en su desarrollo personal, profesional y en el negocio.

La invitación es a que todos y todas trabajemos en conjunto para lograr empresas más igualitarias, donde las mujeres tienen opciones reales de desarrollo en ambientes que valoran el balance de género.

Claudia Sáez Fierro,

gerenta de Recursos Humanos Sodexo

En el año 2015, entró en vigencia la Ley 20.845, que tienen como pilar tres elementos centrales: Fin al lucro, al copago y como regulación de la admisión escolar. Estos tres pilares, han permitido que se disminuyan barreras de acceso a la educación pública.

Lo anterior está basado en el contexto de la educación primaria y secundaria, pero en concreto, entonces ¿cuál es el rol que les compete a las instituciones de educación superior en el ámbito de la inclusión?

De manera general, la inclusión se puede definir como los espacios que se generan para disminuir o terminar con las brechas que afectan a los estudiantes en sus niveles de aprendizaje. Desde el punto de vista de la universidad, se entiende como aquellas acciones que favorecen el acceso, la permanencia y el egreso académico de manera exitosa, independiente del lugar o establecimiento, de donde provenga el o la estudiante.

Teniendo en cuenta lo anterior, para democratizar el proceso de educación, no solo basta con el acceso, sino que se hace necesario que se entreguen los apoyos desde el ámbito académico para propender al logro y el egreso exitoso de la carrera elegida.

En ese sentido, las instituciones están realizando varios esfuerzos para establecer lineamientos de respaldo a los estudiantes de los primeros años, como una forma de nivelar las condiciones de ingreso, de manera tal que el lugar o establecimiento educacional de donde provengan no se constituya en un escollo para completar su formación. Entre ellos destacan los distintos programas de tutorías.

Se trata de acciones concretas que permiten disminuir las diferencias en el perfil con el que se presentan los nuevos alumnos, a través del acercamiento a la vida universitaria y los reforzamientos en contenidos propios de la disciplina elegida, con un acompañamiento en la etapa inicial. Esta medida contribuye a la inclusión de los estudiantes, entendiendo sus diferencias, apoyando y entregando por tanto herramientas que favorezcan su inserción académica.

Macarena Rojas Pérez,

Subdirectora DAVE UCEN

Región Coquimbo

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