El fantasma que penó al Bravo todo el torneo lo dejó sin liguilla
Ayer ante Ñublense, San Marcos de Arica repitió su peor defecto: La falta de gol. Un triunfo le aseguraba la clasificación pero aunque hizo un partido pleno de merecimientos, nuevamente no fue capaz de anotar.
D.D.P. - La Estrella
A pesar que se manejaban una serie de fórmulas para que San Marcos de Arica clasificara a la liguilla para seguir en carrera por el ascenso a la Primera A, lo cierto es que un triunfo era la llave más segura para abrir aquella puerta a las ilusiones.
Al frente tenía a un Ñublense que se había despojado ya de la "resaca" del título recientemente logrado. Y aunque se pensaba que podían llegar relajado a este último partido, sólo para terminar su historia en este torneo, los "Diablos Rojos" hicieron un partido correcto, en el que no apretaron a los ariqueños y en el que no hicieron lo que por lógica no podían hacer: regalar los goles.
Esa tarea venía por cuenta del Bravo, que hizo un primer tiempo discreto, en el que tuvo arranques esporádicos y carentes de profundidad.
Pero que en la segunda fracción y a la luz de lo que estaba ocurriendo en otros estadios, (Triunfo de Puerto Montt y la amenaza de Temuco que iba con todo ante Cobreloa) , el cuadro ariqueño se volcó sobre el arco visitante, esta vez con mayor profundidad y cada vez con más peligro, conforme pasaban los minutos.
Sin embargo, como un fantasma apareció la gran carencia que mostró en elenco ariqueño durante este torneo: la falta de finiquito. La defensa visitante mostró vacilaciones, se hizo permeable y hasta hubo fallas que podrían haber sido claves para que San Marcos anotara, pero no fue así.
Ñublense al final no regaló lo que tenían que ganar los ariqueños, y con cinco minutos de agregado, mientras en Temuco los sureños vencían a Cobreloa y superaban en la tabla al Bravo, en el Mundialista la celeste sucumbía ante su impericia ofensiva y sepultaba su última oportunidad de clasificar a la liguilla.