El Desierto de Atacama revela fósiles de un depredador marino
La especie tiene una enorme cabeza, mandíbulas y dientes, así como un impresionante tamaño que podía, hace 160 millones de años, superar 15 mts.
Camila Infanta S.
Hace poco más de un mes investigadores chilenos presentaron un estudio que identificó a dos géneros de plesiosaurios que vivieron en el Desierto de Atacama hace unos 160 millones de años. Ayer, esos mismos académicos revelaron los primeros fósiles de esta especie encontrados en Chile, conocida por ser uno de los mayores depredadores marinos del Jurásico.
El hallazgo se logró a sólo 20 kilómetros de Calama, en la cuenca del río Loa cercano a Cerritos Bayos, zona que en esa época estaba casi totalmente sumergida en el Océano Pacífico. Según informaron los investigadores de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile y del Museo de Historia Natural y Cultural del Desierto de Atacama, ambos especímenes vienen de un sector próximo a Cerritos Bayos. "Del primero obtuvimos un fragmento de mandíbula. Del segundo especimen, en tanto, hasta ahora hemos recuperado parte de una cintura, aparentemente pectoral, una aleta relativamente completa y el fémur, que ya se había erosionado en gran parte y fue recuperado peinando sedimentos recientes".
Agregaron que de lo que han visto hasta el momneto "es posible que la cola y parte de la pelvis se hayan erosionado, pero lo interesante es que hay una aleta completa, aparentemente el cuello, y lo mejor de todo, hemos confirmado que se encuentra preservado el cráneo".
15 metros o más
Los pliosaurios fueron reptiles marinos emparentados con los plesiosaurios que reinaron en los mares del Jurásico. Su enorme cabeza, mandíbulas y dientes, así como el impresionante tamaño que podían alcanzar algunos géneros (hasta 15 metros o más) son parte de las características anatómicas que distinguen a este mega depredador. Según explica Rodrigo Otero, paleontólogo del Proyecto Registro Fósil y Evolución de Vertebrados de la Universidad de Chile, y líder de la investigación, estos animales "se caracterizaban por poseer un gran cráneo con el rostro alargado, con dientes muy robustos y firmemente unidos a la mandíbula. El cuello era corto y robusto, su cuerpo era hidrodinámico y sus extremidades estaban adaptadas a modo de aletas".
Respecto a las características de estos especímenes chilenos, Otero describe que "el fósil completo debe medir entre 6 a 7 metros, su cráneo tiene cerca de 1 metro de largo, con dientes con forma de ají, los que rondan los 8 a 10 cm. Por el momento, no sabemos de qué género puedan tratarse, pero eso lo podremos aclarar cuando se prepare el cráneo y/o la aleta completa".
Sobre las condiciones en las que han trabajado para realizar las excavaciones, el investigador explicó que "uno de los fósiles aflora en un sector con mucha pendiente, donde corre mucho viento y donde la radiación es altísima. Además, no existen caminos que permitan llegar al lado del fósil, por lo que su extracción tiene que ser 'a pulso', transportando enormes bloques entre varias personas cerro abajo. Todo esto hace que la recuperación y el estudio sean muy lentos. A ello tenemos que sumarle la pandemia, que eliminó la posibilidad de trabajar en terreno, por lo que este espécimen tomará más tiempo para su completo estudio".