Apuntes sobre

-¿Qué viene después de la furia?

--Un punto clave es que la institucionalidad sea capaz de cumplir su función política, esto es el detectar las demandas ciudadanas, procesarlas y convertirlas en políticas públicas eficaces y legítimas. Como eso no se ha hecho durante mucho tiempo en los temas fundamentales de la sociedad, por ejemplo en el de las pensiones, la política se deslegitimó. El desafío ahora es recuperar el tiempo perdido restabeciendo esa conexión. Y ese no es un proceso de arriba hacia abajo.

-¿Qué perspectiva le ves al proceso constituyente?

-Lo importante es que el proceso sea participativo, con cabildos hechos desde las bases, que sean incidentes en el proceso, y con amplia discusión de los temas. El objetivo no debe ser reemplazar una Constitución de derecha por una de izquierda, sino generar consensos que todos sintamos como propios. Que podamos hablar de "nuestra" Constitución, no porque tenga todos los elementos que cada uno querría, sino porque todos aceptamos que participamos en su construcción.

-¿Cuál es la diferencia entre demagogia y populismo?

- El populismo es una idea que separa a la sociedad entre un pueblo supuestamente virtuoso y una élite supuestamente corrupta, y se identifica a sí misma con ese pueblo y en oposición a esa élite. En ese sentido la marcha del 25 de octubre, por ejemplo, es un momento típicamente "populista". Esa es una descripción, no una valoración positiva ni negativa. "Demagogia" en cambio es hacer promesas que son atractivas, pero irresponsables o imposibles de cumplir.