A estas alturas pensar que las diferentes manifestaciones obedecen al sentimiento de frustración por tantos años en donde unos pocos acumularon fortunas a costa del esfuerzo de la mayoría del país mediante triquiñuelas legales y la imposición de un modelo económico que permitía la depredación en todos sus ámbitos es, ser muy simple en sus análisis. Hoy la calle ha sido tomada por el lumpen, los anarquistas, los violentistas, los narcotraficantes y pequeños grupos de fracasados que echan la culpa al Gobierno o políticos de sus propias frustraciones.
La intervención tanto de instituciones nacionales como internacionales de los Derechos Humanos dándole gran cobertura a la actuación de Carabineros, principalmente muestran solo una cara de la moneda ya que en general los que solo ensalzan dichas actuaciones, no revelando el grado de agresividad de estos montoneros que sabiendo que la autoridad se encuentra maniatada por disposiciones y protocolos que son para aplicación en tiempos normales y de paz pero, no para estos tiempos de gran revolución y efervescencia. Es casi habitual en los noticieros mostrar cómo se asaltan a los supermercado y su posterior quema, robos a pequeños comerciantes, incendios de autos, buses y lo que es más delicado; el asalto a las comisarías y algunos cuarteles del ejército, en donde con seguridad dada su función se guardan armamentos de guerra que de tener éxito estos asaltos estaríamos ante el inicio de un conflicto de inimaginables consecuencias. Frente a estos desmanes incluyendo marchas "pacificas", huelgas, cierres de bancos temerosos de asaltos y en general un clima de angustia y miedo echamos de menos el mensaje de las Iglesias, aunque un tanto desprestigiadas siempre existe por parte de ellas un halito de reflexión a la cordura y la calma, reconociendo las tremendas desigualdades en nuestra sociedad. Entidades representativas en un tono dramático echan más leña al fuego ensalzando las desigualdades más que llamar al encuentro y la cordura. El Gobierno por su parte no ha estado a la altura de tamaño drama, en forma errática todos los días sale a entregar mensajes poco claro y poco coherentes , aparentemente los asesores del Presidente no viven ni conviven con la realidad de gran parte de la población, las pensiones paupérrimas que no permiten ni siquiera sobrevivir, medicamentos con precios abusivos, deudas para estudiantes casi impagables, sistemas de jubilaciones creados para acumular riqueza a costa del ahorro de los trabajadores sin una justa recompensa. Estos solo son algunos de los grande problemas que se arrastran por décadas en donde todos los actores políticos y dirigencia tienen algo de culpa, los unos por elaborar leyes de beneficios a algunos consorcios o familias que ya son dueña de casi medio Chile (caso ley de Pesca) y los otros; en algunos casos, siendo silenciados con pegas para sí o su abundante familia o amigos. Reconozcamos que es necesario cambiar el modelo económico, puesto que su aplicación solo nos llevó a la acumulación de riqueza y privilegios para unos pocos.
Ricardo Ortiz Perez ingeniero