Buscando díscolas

-¿Cómo seleccionaste a las mujeres perfiladas en el libro?

-La selección abarca mujeres de todas las épocas: desde la conquista, pasando por la Independencia, la República, el siglo XX y la actualidad. Hay artistas, escritoras, activistas, políticas, deportistas, científicas. Todas pertenecen a distintas regiones porque Chile es un país largo y complejo. Fueron mujeres que tuvieron que sortear su época y contexto histórico para destacar, abrirse paso en distintas áreas, conseguir derechos y oportunidades.

-¿Cuáles han sido las mayores conquistas de estas rebeldes?

-Isabel Le Brun y Juana Gremler lucharon para que las mujeres pudieramos ir a la universidad, lo que recién se consiguió a finales del siglo XIX. Otras destacaron por sus letras como Teresa Wilms Montt o Marta Brunet. Otras han conquistado espacios deportivos a punta de esfuerzo y sin mucho apoyo como Fernanda Pinilla en el fútbol o Denisse van Lamoen en el tiro al arco. La mayor conquista fue abrir espacios para que otras mujeres pudiéramos participar y ser referentes para hacer de todo.

-¿Cuál es tu favorita?-

Me gustó la historia de Elba Bravo, una mujer que fue trabajadora de casa particular y se dio cuenta de todas las injusticias que este gremio vivía. Gracias a ella tenemos leyes que regulan este trabajo e impide que se efectúen abusos y aprovechamientos muy comunes en Chile hace no tanto tiempo atrás. Me encanta ver que muchas mujeres son capaces de luchar por la justicia y mejorar la vida a las demás. Eso es algo que no debemos perder como sociedad: mirar hacia el lado y ver qué queremos construir entre todos.

En los días difíciles que vivimos, Netflix puede ser un buen medio para una pequeña dosis de escapismo. La recientemente estrenada "Cómo vivir contigo mismo", compuesta de capítulos de media hora, cumple a la perfección su rol de entretención desechable pero poco predecible. La operación de base ya merece nuestros elogios: Timothy Greenberg (creador de la apuesta, productor del satírico noticiero "The Daily Show") adopta el "cine sobre clones" para explotar las posibilidades humorísticas del subgénero. Es la ciencia ficción al servicio de la comedia de enredos. Que un actor devoto a los guiños ochenteros como es Paul Rudd ("Virgen a los 40", "Bienvenido a los 40") sea el protagonista, cierra conceptualmente la oferta porque nos remite a las películas de transmutaciones corporales que abundaron en esa década marcada por los malos peinados y la música pop. A todo esto debemos sumar la dirección de los alguna vez independientes Jonathan Dayton y Valerie Faris, responsables de videoclips memorables (como el de "Tonight", de Smashing Pumpkins) además del largometraje "Pequeña Miss Sunshine".

Rudd interpreta a Miles, el creativo de una agencia de publicidad que pasa por un momento de desgaste existencial: no está rindiendo bien en su trabajo y la relación con su pareja se ha vuelto aburrida y rutinaria. Hasta que un colega le pasa la tarjeta de un misterioso spa al que acude después de darle algunas vueltas. Se encuentra con una tienda atendida por dos hombres orientales que lo someten a su misterioso "servicio". No se trata de masajes especiales ni nada parecido: Miles será clonado. Primero, ninguna de las dos versiones de sí mismo comprenderá lo que ha pasado pero, verificando sus similitudes y recuerdos, irán asimilando la absurda situación. Rudd interpreta a los dos Miles con la gracia que lo caracteriza. Uno es perfecto y entusiasta; el otro, agobiado y opaco. Su mujer y sus compañeros de trabajo por supuesto que prefieren al primero.

Dayton y Valerie Faris van ofreciendo giros en cada uno de los capítulos (son 8), jugando con las posibilidades y los caminos entrelazados. "Cómo vivir contigo mismo" no será un hito ni nada, y tampoco tiene elementos para brillar demasiado en medio de una sobredosis de series alojadas en el streaming, pero funciona bien, tiene encanto y una operación de cruces genéricos que define el espíritu de estos tiempos.