La escuela es el crisol donde se fragua el Saber con el cual se alimenta a los párvulos y estudiantes. Los profesores somos los llamados a realizar tan noble tarea; pero nadie enseña lo que no sabe, hay cosas como los Principios y los Valores que no surgen de libros necesariamente, emanan de la sociedad misma como resultado de sentires encontrados en la fogosidad del diálogo y la concordancia de las ideas de los lugareños que cohabitan la tierra de sus antepasados y que la heredaron de sus mayores.
Cuando la sociedad no sabe lo que busca, lo que quiere, porque no hay diálogos entre Hombres Buenos y cuando nadie quiere escuchar el eco de la sana concordancia de las ideas que queman en los corazones de los ciudadanos interactuantes, se produce - a mi parecer- una crisis con características insoslayables que clama por ser vista, escuchada y atendida: la causa produce diversos efectos y la intensidad de estos atrae la violencia y la insana agresividad de unos y otros; el fragor invade los espacios físicos, los hogares y los crisoles del Saber invadiendo los ambientes, enfermando a las comunidades, ensuciando las almas nuevas que recién empiezan a madurar.
La política es un Bien, la politiquería es un Mal. Los que a través de la política aportan a la comunidad son una Gracia y los que se aprovechan de la política para beneficio de sus intereses son una desgracia. Con todo esto, las exigencias internas, sus posibles respuestas y la exigencia de mayor participación política al parecer es un pedir que debiera esperar que el diálogo y concordancia en cuestión acuñen aquello que sería la luz que debiera iluminar el camino a seguir al país y a su sociedad plena. Insisto: "Nadie enseña lo que no sabe."
Arturo Yévenes Acuña
Director Escuela Darío Salas Díaz
DAEM Arica