La diva mostró su clase en una noche de aplausos
Verónica Villarroel celebró sus 35 años de carrera regalando un espectáculo de excepción en el Teatro Municipal.
Pidiendo prestado el título al álbum de Di Meola, McLaughlin y De Lucía, se puede decir que el concierto ofrecido la noche del viernes por Verónica Villarroel en el Teatro Municipal tuvo bastante pasión, mucha gracia y fuego también.
La soprano chilena ofreció un espectáculo redondo, con un repertorio con una orientación distinta al de su presentación en la ciudad, el año 2015. El programa incluyó arias famosas, duetos célebres, selecciones de musicales de Broadway y hasta alguna declaración feminista, con mínimas concesiones al pop y el público le dio su aprobación.
Talento joven
El show, de dos horas que se pasaron volando, fue teloneado por la GM Jazz Band, de la Escuela Gabriela Mistral, con una formación madura, que ya se despide (porque sus integrantes pasaron a enseñanza media), para dar paso a un nuevo ciclo
La banda abrió con el tema de la Pantera Rosa (Henry Mancini) y cerró con In the Mood, (Glen Miller). Hubo aplausos, peticiones de bis y buenos comentarios, especialmente para el solista en saxofón y la pequeña trompetista que encaró con solvencia el solo en un tema de Charlie Parker.
Y así llegó el turno de las consagradas.
La apertura del telón dio paso sin preámbulo a la pianista alemana Beatrice Berthold, que abrió los fuegos con el Vals Opus 64 N°1 de Chopin, dejando claro que no estaba allí sólo por linda.
De la ópera al rhythm and blues
De allí el escenario fue tomado por la potente voz de Verónica Villarroel, que inició con un aria de Norma, de Bellini, para luego expresar lo feliz que estaba de presentarse nuevamente en Arica e invitar al "stage" a su hermana menor, Maribel, con la que compartiría y alternaría el escenario de ahí en más.
Así se sucedieron, entre otros, fragmentos de Porgy and Bess, de Gershwin; L'amour en héritage, famosa por la versión de Nana Mouskouri, el dueto Belle nuit, ô nuit d'amour, de la ópera Los Cuentos de Hoffman y un tema de Astor Piazolla, con la intervención del bailarín local Samuel Moreno.
Y en clave más popular I will always love you, consagrada por Withney Houston y una cálida versión de Fever ( Eddie Cooley y John Davenport), a la que le habría ido muy bien el acompañamiento del bajo y la batería de la GM Jazz Band.
¿Un espectáculo perfecto? Casi. Hubo detalles por corregir, como un micrófono que por segundos se acopló, el tramoya arreglando cables debajo del piano de la concentrada Beatrice Hofmann en plena interpretación y la alerta de mensaje de alguien que no quiso o no supo silenciar el celular.
Verónica Villarroel cerró la noche con una ovacionada versión de Granada, precedida por una advertencia: "Esta la cantan los tenores, pero ahora las mujeres podemos hacer lo mismo que los hombres".
Toma nota, Plácido.