Tiempo de candidaturas
Estamos exactamente a cuatro meses de las elecciones y mientras la atención se centra en la carrera presidencial y, particularmente en quién accederá a la segunda vuelta para competir contra Sebastián Piñera, tras bambalinas se discuten acaloradamente las nóminas de postulantes al Congreso, que por primera vez se elegirán con un sistema proporcional.
En ese marco, los partidos y coaliciones barajan sus cartas con los rostros de sus figuras emblemáticas, que desean obtengan algún escaño en sus respectivas bancadas.
Se trata de negociaciones que habitualmente tienen un fuerte componente centralista, ya que las decisiones finales se toman en Santiago.
Así, nos hemos enterado de cómo diversos nombres de dirigentes nacionales "han sonado" como posibles candidatos por Arica y Parinacota, algunos de los cuales incluso se convirtieron súbitamente en visitantes frecuentes a la ciudad, con notorios paseos por 21 de Mayo y el Terminal del Agro, para esfumarse apenas su candidatura queda descartada.
Así, tal como la Luna en la setentera canción de Fernando Ubiergo, la región se la juegan los partidos como en mesa de billar.
Son las mismas colectividades que públicamente hablan de la importancia de la descentralización y utilizan al electorado de las regiones para instalar en el Congreso a sus figuras capitalinas.
Importan más las ideas que el lugar de nacimiento de un candidato, argumentan algunos, con una lógica bastante certera, sino fuera porque entre líneas se alcance a adivinar en esa frase la insinuación de que "los provincianos" tienen menos o peores ideas.
Entre los ariqueños y parinacotenses hay ciudadanos de todas las tendencias políticas y cada uno tiene la libertad de elegir a quien sienta que mejor lo representa.
Sin embargo, más allá de las inevitables y legítimas diferencias, todos quieren de corazón el progreso de esta tierra, con una pasión difícilmente emulable por un "afuerino".
Además, siempre será más fácil cobrarle sus promesas a un vecino que a quien vive a mil kilómetros o más allá.