Seguridad en los casinos
Arica se convertirá en el corto plazo en la única ciudad de Chile con dos casinos de juegos. Incluso, desde el punto de vista puramente legal, podría tener más de estas salas de apuestas, ya que en esta región hay condiciones para su instalación, pero no límite a su número.
Lo que era una de las promesas de la Ley Arica, está a punto de convertirse en realidad y podría convertirse en un punto de atracción para cierto tipo de turismo.
Sin embargo, junto con apoyar a esta actividad, es necesario tomar resguardos, particularmente después de lo ocurrido en semanas pasadas en el Casino Monticello, donde hubo dos incidentes con personas armadas, el último de los cuales terminó con dos víctimas fatales.
Llama la atención que apostadores concurran armados al casino, de allí que la mayoría de estos centros de juego hoy fortalezca esos controles.
En el caso del Casino Arica, su administración anunció que se tomará un plazo de 60 días para implementar medidas de seguridad sugeridas por Carabineros.
Mientras, el futuro casino Luckia, en construcción, ya adelantó que sus accesos contarán con detectores de metales.
Tales acciones traen seguridad a los miles de visitantes que registran y registrarán estos espacios, que hasta hoy han funcionado en Arica en completa normalidad.
Un enorme problema es que estos recintos no tienen cómo prever que personas con problemas mentales o de trastornos de personalidad vayan a jugar y reaccionen con violencia cuando pierden su dinero, pero al menos es necesario tomar las medidas para detectar que no ingresen con armas de fuego. Eso es parte de un protocolo básico de seguridad, con el fin de garantizar la tranquilidad a los clientes.
Porque efectivamente los casinos de juego se han convertido en unas instancias de enorme éxito y oferta, lo que supera las salas de juego, ofreciendo también espectáculos de alto nivel, que de otro modo tal vez no llegarían a la ciudad.
Pero ciertamente también deben tomarse resguardos y en este plano las acciones que van en orden de la seguridad de la gente, nunca son exageradas.