Cincuenta años de historia detrás de las noticias
Clemente Guarachi empezó vendiendo diarios a los 14 años. Gracias a las exitosas ventas, logró realizar sus sueños: poder tener una familia y un pequeño lugar de trabajo.
Clemente Guarachi desde que tenía 14 años comenzó a vender diarios por el centro de Arica. Hoy lleva más de 50 años dedicándose a este tradicional oficio.
Antes trabajaba en una desarmaduría de autos, un negocio familiar que llevaba por nombre "Chile Motores", hasta que se le dio la oportunidad de vender diarios los fines de semana.
"Empecé vendiendo un diario que se llamaba La Concordia. En ese tiempo me entusiasmé, porque vendía 150 diarios en la mañana, en sólo dos horas. Caminaba desde Sotomayor con Gallo hasta el ferrocarril y me quedaba sin diarios", recordó.
De a poco se fue interesando más por el oficio y empezó a vender revistas también. "En aquellos años no éramos más de 25 suplementeros y nos instalamos en 21 de Mayo. Yo me ponía afuera de la tienda Pescetto. Como la gente salía mucho en las noches, nos quedábamos hasta las tres de la mañana vendiendo. Como no había televisión ni radio, las ventas eran buenas", expresó Clemente.
Al pasar el tiempo, el suplementero empezó a ahorrar y a los 30 años pudo casarse, comprar un terreno y construir su casa.
La reubicación
De a poco logró tener su propio quiosco, en el año 1973 en la calle Maipú, el cual él mismo llamó "Arica Siempre Arica". "El alcalde de ese tiempo era Manuel Castillo Ibaceta, que en paz descanse, y él fue quien me dio la autorización para establecer el quisco, que lo diseñé yo mismo", indicó el suplementero.
En el pequeño quiosco azul, hoy, además de diarios, tiene revistas y confites. "Yo conozco Arica como la palma de mi mano, es como mi casa. Salgo a la calle y siempre me encuentro con amigos, amigas, conocidos. Yo les ofrezco y de inmediato me compran el diario. En la calle podría vender muchos más diarios que estando aquí, por eso lo complemento vendiendo otras cosas", afirmó.
Clemente sigue atendiendo su quiosco de 8 de la mañana hasta las 11 ó 12 de la noche. Asegura que ha tenido una vida tranquila. "Siempre me gustó ser suplementero, porque uno define sus horarios de trabajo y es más libre, y gracias a mi oficio pude sacar adelante a mi difunta esposa y mis hijos, que ahora estudian en la universidad", afirmó Guarachi.
El ariqueño Clemente Guarachi tiene 75 años y él asegura que "seguiré con este ritmo hasta que Dios me siga dando fuerzas, siempre estaré aquí", concluyó.