Escenas indignas de Arica
No deja de impresionar la escena de los tomates botados en distintos sectores en valle de Azapa. Impresiona más cuando se nota que son productos que se encuentran en buen estado y hasta podría decirse que son de calidad. Debatir sobre otro destino sería largo, sin embargo, hay algo que sí merece una reflexión corta y concreta.
No tiene que ver directamente con los tomates, sino más bien con el significado que tiene el río San José para nuestra región. A estas alturas, tan impresionante como los kilos y kilos de tomates desechados, es también el impresentable desprecio que existe frente al esporádico curso de agua que finalmente, termina dividiendo en dos a Arica.
Es difícil hablar sólo de "falta de respeto" cuando se le "encarga" a la bajada del río, llevar al mar toneladas no sólo de tomates, sino que también de cuanta basura se arroja en la zona urbana, incluso, productos químicos y jeringas usadas, como apareciera publicado en "La Estrella".
El desprecio por el Río San José, evidenciado por el maltrato que se le da aún en su latencia, se aleja incluso de cualquier valor ancestral que pueda existir, dejando fuera de toda consideración a esta tierra que no sólo nos acoge y nos alimenta; tratando con desdén al mar que nos baña y que decimos defender cuando esas toneladas de basura arrojadas durante meses terminan en nuestras costas.
Lamentablemente, hechos como éste dejan claramente establecido un problema de fondo: ya se ha instalado en la cultura de no pocos habitantes de nuestra región, la idea de que el río San José es el vertedero más cercano que se tiene, gratuito y tristemente "noble", al encargarse de hacer desaparecer la basura, llevándola al mar.
La grave contaminación asociada al mal uso que se hace de este cauce, amerita tomar decisiones drásticas, entre las que no se puede descartar la intervención de este cauce para construir, por ejemplo, un parque urbano que más que avergonzar a la ciudad, la dignifique.
Porque en el fondo, puede haber muchas opciones, pero el objetivo es uno: darle dignidad al río y a Arica misma.