La Clínica Veterinaria Municipal inaugurada hace ya semanas por la administración comunal ariqueña, se convirtió en todo un éxito. Es llamativo que el local no sólo se haya preocupado de las atenciones de perros callejeros o de las mascotas mestizas de familias de menores recursos. También fue para perros de raza y que viven bajo el cuidado de amos responsables.

A fines de julio se recordó en el país el Día del Perro Callejero, ocasión que apuntó a relevar el cuidado que se le debe dar a los animales en general, y como una forma de visualizar la tenencia responsable. La idea es también erradicar el maltrato, entendiendo que la vida de un perro en la calle, con o sin dueño, constituye también una forma de maltrato.

El mismo municipio que puso en marcha la veterinaria popular, también acordó una ordenanza que apuntaba a regular de una vez por todas, la tenencia responsable de las mascotas. Lamentablemente, luego de su anuncio y de los trámites administrativos correspondientes, poco se ha sabido respecto a los procedimientos relacionados con su puesta en marcha.

Se debe tener en cuenta que necesariamente el municipio también tendrá que invertir, y pronto, en un canil que permita albergar a aquellos perros que están en las calles y sea necesario rescatar del maltrato en el que se encuentran. El trabajo con las organizaciones animalistas será muy importante.

A casi un mes de que se recordara el Día del Perro Callejero, sin fanfarrias ni eventos, se reconoce que Arica y sus autoridades comunales, especialmente, han estado dando pasos destinados a fomentar y regular la tenencia responsable de mascotas. Se necesitan liderazgos positivos y eficaces en una ciudad como la nuestra, que enfrenta la paradoja de miles de amos responsables, frente a miles de perros abandonados en las calles.

Es por eso que después de todo, la principal responsabilidad recae en los vecinos y en especial en quienes deciden adoptar a un perro o un gato. No todos, lamentablemente, asumen que no se trata de un juguete, sino que de un ser vivo respecto al cual existen deberes y derechos.

29 DE AGOSTO DE 1986

Herido de gravedad, aunque sin perder el conocimiento, llegó al muelle de Guanaye el tripulante de la goleta pesquera peruana de alta mar "Peter Smith", que sufrió un accidente mientras realizaba labores a bordo, a 48 millas de Arica, frente al sector de Punta Madrid.

Hasta con temas de Quilapayún el alcalde Urrutia baila y lo hace bien. Sus dotes artísticas se han visto con vals peruano para el día de Perú, cumbias para año nuevo y cuecas para el 18 de Septiembre. Vitalidad y mente positiva ante todo.

Es la acción de evitar el pago de un determinado impuesto o gravamen al Estado. Este es un delito que se da frecuentemente en las declaraciones de renta y en los balances de grandes y medianas empresas. Otro tipo de evasión menos refinado es practicado diariamente por usuarios del sistema de transporte público de Santiago, muchos de los cuales, lisa y llanamente, evaden pagar el costo del pasaje, (dicen) como una forma de manifestar su molestia por la mala calidad del servicio.

En la actualidad, el sistema de transporte de la capital de Chile tiene un déficit anual de más de 500 millones de dólares, en su mayor parte por evasión del pago del pasaje, infracción practicada por el 37 % de los usuarios. En otras palabras, de cien personas transportadas en un bus , 37 no pagan por el servicio. ¿Podríamos alguna vez imaginar algo como evadir el pago de la cuenta de la electricidad, el agua o las comunicaciones telefónicas? Obviamente que no. La razón es simple, si no pagamos , no tenemos servicio.

Cuando se trata de la evasión asociada al pago del pasaje por el transporte público, la solución del problema no es la misma que para los servicios básicos, ya que obviamente no es posible detectar a los infractores. Entonces ¿qué hacer para que los que no pagan sean sancionados? Al tratar de contestar la pregunta pareciera que estamos frente a un problema insoluble, pero pienso que nuestro pesimismo es reflejo de nuestra falta de imaginación.

En efecto, en Europa y EE.UU, la cosa es muy diferente, los pasajeros son fiscalizados al bajar del vehículo; cuando un inspector, debidamente empoderado, les exige - al azar- el comprobante de pago; cuya inexistencia significa el pago del doble o triple del transporte y una cuantiosa multa para los reincidentes. Es que en los países desarrollados, los pasajeros saben que en materia de transporte público, no hay peor negocio que evasión.