Violencia de alcances insospechados
La violencia en el fútbol está dejando de ser, definitivamente, un problema que quede sólo dentro de los estadios. La odiosidad de barras rivales no sólo ha dado paso a ataques entre aficionados a distintos clubes, sino que también ha permitido enmascarar delincuentes que han encontrado en esta desfiguración del deporte, un motivo para convertirse en individuos peligrosos de un actuar, en muchos casos, impune.
La pasión por el fútbol ya no es lo que era. Hace unos días, un joven fue apuñalado por aficionados de su "archirrival" en el centro de Arica. Todo muestra que las discusiones en torno al deporte y a los clubes pasaron de ser conversaciones de fondo, anecdóticas, a intercambios cargados de violencia y amenazas.
Esta semana se sumó una nueva reacción, esta vez de parte de los choferes de algunas líneas del Transantiago, quienes anunciaron que no saldrán a circulación el día del Superclásico entre Colo Colo y la Universidad de Chile, debido a la violencia y destrozos a los que se exponen de parte de los hinchas de ambos clubes.
El país ha conocido imágenes de ciudadanos y de noticieros, denunciando el "secuestro" de buses, la destrucción, los rayados y una serie de actos delictivos en torno al transporte. Hasta el momento, la violencia que emerge desde muy al interior de aficionados a algunos clubes no ha logrado ser erradicada, a pesar de los esfuerzos legislativos.
Sólo si analizan los llamados "clásicos" y "superclásicos", la cantidad de detenidos y posteriormente, sancionados efectivamente por los hechos que el país ha visto en imágenes, no responden en absoluto a lo que dichas imágenes han dado a conocer. Peor aún, se ha visto que hinchas reconocidos como violentos y con antecedentes, vuelven una y otra vez a los estadios, para cometer una y otra vez las mismas acciones.
En Arica el nivel de violencia en masa que se ve en Santiago y otras ciudades no ha aparecido y es algo digno de destacar. Pero no deja de inquietar el que el fútbol y la pasión mal entendida por un club, esté derivando a hechos claramente delictivos, como ya se ha avizorado.
La virtud de la sordera
Paradójico resulta el hecho que uno de los más grandes compositores de la Humanidad haya realizado lo mejor de su obra en estado de sordera. Es tan difícil entenderlo como si un gran pintor quedara ciego y desde allí creara lo mejor de su obra.
Sin embargo, en el genio de Ludwig van Beethoven, nacido en Bonn el 16 de diciembre de 1770, se da este fenómeno y las grandes sinfonías, desde la Segunda en adelante (1802), las compone afectado por una grave incapacidad auditiva.
Ya en 1801 escribió al doctor Franz Wegeler, uno de sus pocos amigos: "Un demonio envidioso, mi mala salud, me está causando estropicios; y ello quiere decir en esencia que mi oído, de tres años a esta parte, se ha ido debilitado… Desde hace cuatro años casi he cesado en participar en toda actividad social, porque me es imposible decir a la gente: estoy sordo. Si mi profesión fuera otra cualquiera podría hacer frente a mi dolencia, pero en mi caso resulta una terrible desventaja". Más adelante agrega: "Para darte una idea de esta rara sordera, te diré que en el teatro debo colocarme muy cerca del escenario para entender lo que está diciendo el actor y que los agudos de los instrumentos y de las voces, si me hallo lejos, no los oigo en absoluto…".
Pese a ello el genio de Beethoven superó todas las desgracias que afectaron su vida desde su más tierna edad: desamor, maltrato infantil, sordera, soledad, pobreza y finalmente la cirrosis hepática que acabó con él un 26 de marzo de 1827, a los 57 años de edad, pero que no fueron impedimento para dejar al mundo entero un legado consistente en una obra musical gigantesca de aproximadamente 127 números de opus y 206 obras no clasificadas, lo que sin lugar a dudas lo sitúa como el más famoso y conocido de los compositores universales.
Sin duda, un sordo virtuoso y genial.