Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Deportes
  • Clasificados
  • Servicios
  • Tiempo Libre
  • Estrellas
[tendencias]

Nuevas huellas obligan a reescribir la evolución de los tetrápodos

Los hallazgos indican que el origen de los amniotas, ancestro de mamíferos, reptiles y aves, ocurrió hace 40 millones de años.
E-mail Compartir

Agencia EFE

El hallazgo de las huellas de las garras de un amniota (un antepasado de los reptiles) de hace 356 millones de años fosilizadas en una roca muestra que el origen y evolución de estos vertebrados fue antes de lo esperado.

Los detalles del estudio, liderado por la Universidad de Uppsala, en Suecia, y hecho en colaboración con científicos de Polonia y Australia, se han publicado en la revista Nature.

El origen de la vida en la Tierra comenzó en el mar. No fue hasta cerca de 150 millones de años más tarde cuando los primeros tetrápodos (animales de cuatro patas) abandonaron el medio marino y llegaron a tierra firme.

Los tetrápodos fueron los antepasados de los anfibios y los amniotas modernos (el grupo que incluye reptiles, aves y mamíferos actuales), los verdaderos colonizadores de la Tierra.

La cronología parece clara: los primeros tetrápodos -parecidos a peces- evolucionaron en el periodo Devónico y, después, los primeros miembros de los grupos modernos, los amniotas, en el periodo siguiente, el Carbonífero.

En el registro fósil, los primeros amniotas conservados son del Carbonífero tardío, de hace unos 320 millones de años, lo que llevó a los investigadores a pensar que el punto del árbol evolutivo en el que se separaron los antepasados de los anfibios y los amniotas sucedió en el Carbonífero temprano, hace 355 millones de años.

Sin embargo, una pieza de arenisca del Carbonífero temprano, de unos 356 millones de años, descubierta por dos paleontólogos aficionados en Australia, ha alterado toda esta cronología.

Los autores creen que este hallazgo adelanta en 35 millones de años el origen de los reptiles, y por tanto de los amniotas en su conjunto, hasta el Carbonífero más temprano.

Huellas

La losa, que mide unos 50 cm y fue recuperada en la Formación Snowy Plains de Victoria (Australia), contiene dos conjuntos de huellas, aparentemente del mismo animal, unas marcas hechas hace 356 millones de años por las garras de un amniota, unos 40 millones de años antes que las huellas y los fósiles de amniotas conocidos hasta ahora.

Estas huellas bien conservadas muestran patas con dedos largos con garras en las puntas.

Al analizar la separación entre las huellas delanteras y traseras, los autores creen que el antiguo amniota pudo medir unos 80 cm, aunque subrayan que no es posible conocer las proporciones exactas del animal.

Para los autores este hallazgo implica que el antepasado común de los amniotas modernos podría haber existido en el límite entre el Devónico y el Carbonífero (hace unos 359 millones de años), y que el momento de separación de los tetrápodos (que une los linajes de los anfibios y amniotas modernos) tuvo lugar a principios del Devónico superior (hace unos 380 millones de años).

Es decir, que es probable que la evolución de los tetrápodos desde criaturas acuáticas a otras completamente terrestres se produjera más rápido de lo que se pensaba.

"Cuando vi este espécimen por primera vez, me quedé muy sorprendido, a los pocos segundos vi que había marcas de garras claramente conservadas", dice Grzegorz Niedzwiedzki, de la Universidad de Uppsala, coautor del estudio.

Hallan una nanoterapia con azúcar de plantas contra el Alzheimer

E-mail Compartir

Un estudio de la Northwestern University (EEUU) documenta un nueva nanoterapia contra las enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) administrada con trehalosa, un azúcar natural de las plantas.

El nuevo tratamiento tiene como finalidad proteger a las neuronas en las enfermedades neurodegenerativas y está basado en la administración de nanofibras y trehalosa, que es un azúcar natural de las plantas.

Esta nanoterapia atrapa y neutraliza las proteínas tóxicas para detener la progresión de la enfermedad y, una vez atrapadas, las proteínas tóxicas ya no pueden penetrar en las neuronas y se degradan sin causar daños.

En enfermedades neurodegenerativas devastadoras como el Alzheimer y la ELA, las proteínas se pliegan mal y se aglutinan en torno a las células neuronales del cerebro y la médula espinal, lo que en última instancia conduce a la muerte celular.

El nuevo tratamiento atrapa eficazmente las proteínas antes de que puedan agregarse en estructuras tóxicas capaces de penetrar en las neuronas, y una vez atrapadas, las proteínas se degradan.

La estrategia se probó en neuronas humanas cultivadas en laboratorio y sometidas al estrés de proteínas causantes de enfermedades, y los resultados mostraron un aumento significativo de la supervivencia de las neuronas.