Editorial
Juicio al Tren de Aragua
Han comenzado a conocerse esta semana mayores detalles de los objetivos que pretendía la organización denominada el Tren de Aragua, megabanda criminal venezolana que ha pretendido instalarse en Chile, tal cual ya lo ha hecho en Brasil, Colombia, Perú, Bolivia y Estados Unidos, en particular desde el año 2020.
En los últimos días y horas, hemos sido testigos del juicio realizado en el país, el cual desvela las intrincadas redes del crimen organizado, además de arrojar luz sobre los esfuerzos de las autoridades para lidiar con estos grupos.
El caso contra Los Gallegos, el brazo operativo del Tren de Aragua, en la región de Arica, tiene ribetes que incluso parecen ficción.
La Fiscalía de Arica ha presentado un relato minucioso de cómo esta organización, desde su detección inicial en marzo de 2022 hasta su desarticulación en junio del mismo año, buscó expandir su influencia sobre la región.
Las fases de exploración, penetración y consolidación delineadas por el fiscal nos sumergen en la meticulosa planificación de un grupo decidido a tomar el control absoluto, sin importar el costo humano o moral.
El testimonio revela una saga de violencia y corrupción, donde el tráfico de drogas, los homicidios, los secuestros y otras atrocidades eran solo las ramificaciones de una raíz mucho más profunda de codicia y poder.
La estrategia de Los Gallegos, según se argumenta, estaba basada en el miedo y la coerción, elementos fundamentales en la conquista de territorio en el oscuro universo del crimen organizado.
En post de sus objetivos, no trepidaron en usar las más oscuras armas del terror para tejer una red oscura de delincuencia y criminalidad con insospechados alcances, los que deberá desentrañar el Ministerio Público.
En última instancia, este caso nos recuerda la importancia de la colaboración entre las autoridades y la comunidad en la lucha contra el crimen organizado.
No es este el final de nada, sino un síntoma inequívoco de que el Estado debe prepararse para esta realidad.
"el tráfico de drogas, homicidios, secuestros, eran solo las ramificaciones de una raíz mucho más profunda de codicia y poder".