Editorial
Una limpieza de cada año
Cada año, cuando llega el verano y se acerca también la activación de ríos y quebradas, distintos operativos buscan limpiar el río san José, para que el agua que pueda bajar tras las lluvias en el interior de la región. Son cientos de voluntarios y una serie de instituciones, partiendo por el municipio ariqueño, quienes se organizan para paliar los nefastos efectos que tiene el hecho de que el agua arrastre los desperdicios hasta el mar.
Los esfuerzos que realizan voluntarios que trabajaron en estos operativos de limpieza quedan plasmados ya sea a la vista de los vecinos o los informes de prensa. Cada vez estos operativos han tenido que ser más numerosos y frecuentes, debido a la cantidad de basura que se detecta en el lecho seco del san José. No es un trabajo menor, debido a la magnitud del maltrato y contaminación que se ve en este sector.
No se trata sólo de embellecer lugares específicos de la ciudad. Tampoco se trata del simple hecho de reducir basuras u olores. Hay objetivos mucho más trascendentes. Uno de ellos es hacer de Arica una ciudad decente a la vista de los turistas, quienes deben llevarse una pésima impresión cada año, debido a lo sucio del lecho del río San José.
Una situación que se agrava cada año en que el río baja a Chinchorro. La basura irresponsablemente depositada en el cauce termina en el mar, cerrando así el peor de los panoramas para una ciudad que busca instalarse como una gran alternativa para los visitantes veraniegos.
A eso, se debe sumar el deber que tiene Arica de transformarse en una ciudad que acoja el santuario de las tortugas marinas. Lejos de contribuir a su cuidado y protección, la basura que llega al mar junto a la crecida del Río San José, se transforma en un poderoso perjuicio para estos animales.
Al final el acto "tan simple" que significa dejar basuras y escombros en el río, puede terminar matando aquello por lo que Arica lucha y trabaja, ensuciando su sello y personalidad. Es de esperar que estas consideraciones alguna vez estén en quienes no respetan el medio ambiente y proyectan su inmundicia al lecho del San José.
"Verano tras verano, el río San José ofrece un espectáculo de basura contra el cual se lucha incesantemente".