Simplemente Manuel "Colo-Colo" Muñoz
Para el pueblo del fútbol, una de sus últimas figuras en Chile, sino la última, es Manuel "Colo-Colo" Muñoz. Un eximio jugador, un aguerrido en la cancha, una persona indomable. Nunca pareció un hombre equivocado en su camino deportivo. Al revés. Su propia trayectoria futbolística lo relata a cabalidad. Pero, ahora, "Colo-Colo" Muñoz nos ha dejado para iniciar su viaje al país de nunca jamás. Como un grande, entonces, está incrustado en la memoria de quienes le quieren, de quienes lo vieron jugar y de quienes lo rodearon de afecto y conversación.
Pero, este sábado 17 de diciembre ha partido al país de nunca jamás para sumarse a otros compañeros que jugaron con la de cuero, porque "Colo- Colo" Muñoz era de otra época donde había que tener temple y físico, personalidad y goles, entereza y calidad humana.
Es probable que para aquellos que sí lo vieron jugar, todo en él era descollante, porque lo que parecía cortar obstáculos con el balón, dentro de una cancha, era también porque había de fibra y explosiva velocidad que, aparte, se juntaban con los moretones en las piernas como verdaderas medallas después de tantos partidos.
Alistado en la actividad del fútbol desde siempre y proveniente de las tierras de Tocopilla, hizo de su luz y de su talento, su propio sueño dentro de una cancha: las piernas como metralleta, escribió un cronista de época, porque daba justo en el blanco donde quería y como quería. Asunto, por lo demás, que también deseaban observar en cancha los aficionados.
Claro que acumuló fama, pero era una fama que se asume de otra manera y Manuel "Colo- Colo" Muñoz no se mareó con ella y tampoco con tantas expresiones escritas, como aquella que quedó en la Revista Estadio: "Colo- Colo Muñoz es un artista del balón tanto para protegerla como hacerla volar, tanto para acariciarla, como para lanzar un envión".
Fue un deportista de excepción: subcampeón sudamericano en dos ocasiones, 1955 y 1956; mundialista de 1950 y campeón con Colo - Colo en tres ocasiones y campeón regional con Fernández Vial. Más un sinnúmero de actividades del fútbol como entrenador en Ferroviarios y en Deportes Arica, ciudad que amó como su segunda casa.
Se dijo que era poseedor de tres cualidades: grandísima persona, favorecido con piernas de acero y firme corazón. Es probable que esas expresiones hayan quedado cortas porque "Colo-Colo" Muñoz fue orgulloso y digno con su propia historia y más allá de ser un supercrack, con 120 goles en el Cacique y 10 por la selección nacional, conformó una personalidad que hasta hace poco lo hacía trabajar con aquella herramienta que su propia madre le había enseñado: el oficio del trabajo desde sus propias manos.
Un jugador no se forma de la noche a la mañana; así tampoco, un ser humano. Manuel "Colo-Colo" Muñoz es un ejemplo de cómo la predilección por la pelota se puede transformar en compañero, amigo, entrenador y persona para darle categoría y prestigio al tiempo que nos toca vivir.
Manuel "Colo-Colo" Muñoz: quisiste mucho al fútbol, lo viviste intensamente y nunca dejarás de amarlo inclusive desde allá arriba, entre las nubes del cielo.
Francisco Javier Villegas