Robert Downey Jr. filmó los últimos días con su padre
Netflix estrenó "Sr.", documental que repasa el vínculo del actor con el cineasta contracultural Robert Downey, un sátiro incomparable que falleció el año pasado.
Por Andrés Nazarala R.
Un presidente de Estados Unidos delirante que deambula por Nueva York ("Babo 73", 1964), una mujer que debe lidiar con pervertidos ("The Sweet Smell of Sex", 1965), un joven que se casa con su madre ("Chafed Elbows, 1966), una agencia de publicidad manejada por blancos que accidentalmente eligen a un negro como presidente de su directorio ("Putney Swope, 1969), un western basado irónicamente en la venida de Cristo ("Greaser's Palace, 1972). Las sátiras filmadas por Robert Downey Sr. buscaron remecer la moralina estadounidense desde las trincheras del underground. Contracultural, ácido, amante del bajo presupuesto, sigue siendo un cineasta poco explorado, considerando su vasta y excéntrica filmografía.
En nombre del cine, esto es lo primero que podemos destacar de "Sr.", documental de Netflix que repasa la vida y obra de uno de los directores más interesantes de los subterráneos fílmicos. Que las audiencias de la plataforma de la gran N puedan conocer su obra es un logro que -y esto va como crítica- pudo haber sido acompañado del estreno de las películas en la programación. Pero no pidamos milagros. Además, el propósito aquí es otro: conocer el vínculo del realizador con su hijo, el afamado Robert Downey Jr., en tiempos de ocaso. El proyecto surgió, de hecho, cuando el Robert mayor estaba muriendo tras una larga lucha contra el Parkinson y el intérprete de "Iron Man" quiso registrar sus conversaciones para saldar cuentas con el pasado.
Es que Robert Downey Jr. creció en sets improvisados donde la creatividad y el consumo de drogas eran asuntos cotidianos. Fue ahí donde probó la marihuana por primera vez, dando el primer paso hacia una adicción que lo tuvo al borde de la muerte. Downey Sr. admite todo lo ocurrido porque él y su troupe -en la que brillaba Elsie, la madre del actor- llevaban una vida al margen de las convenciones. La honestidad del cineasta es entrañable y también el espíritu lúdico que demuestra en todo momento. Su hermana, de hecho, lo describe como un niño ingenuo que nunca dejó de asombrarse por el mundo. Es triste ver cómo esa luz se va apagando frente a las cámaras, a medida que la enfermedad avanza.
"Sr." es también, si se quiere, el making of de una película que nunca veremos. Es que padre e hijo se ponen de acuerdo para codirigir el documental, pero cada uno por su lado. Downey Sr. sigue, por ejemplo, el crecimiento de los patos de una laguna y se maravilla por los sonidos y las luces de Manhattan. Lástima que el recurso solo sirva para establecer un juego y que la mirada final la tenga siempre Chris Smith, director de la producción. El blanco y negro cargado de contrastes escogido es, a su vez, un homenaje a las películas del artista underground.
Lo bueno de "Sr." es que se teje en varias madejas: es un repaso de la historia de la excéntrica familia Downey, una revisión de las películas del padre y, si se quiere, una herramienta terapéutica para el hijo, quien se prepara para la gran despedida.
Como reflexiona Robert Downey Jr. hacia el final: "¿Es una historia de padre e hijo? No lo creo. ¿Se trata de lo que es ser artista? No lo sé. Quizás. ¿Es una contemplación de la muerte? Creo que se está convirtiendo en eso, pero no como algo lúgubre sino como: estamos aquí, hacemos cosas y nos vamos".