Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Deportes
  • Servicios
  • Clasificados
  • Estrellas

"En Arica existen muchos problemas para una buena salud mental"

El experto habló sobre la realidad que viven los ariqueños, del estado de violencia y la forma de encararlo.
E-mail Compartir

Por Setah Alavi - Estudiante del programa SIT Study Abroad Arica/Para La Estrella

Los tres trastornos más comunes en Arica son ansiedad, depresión y trastornos por uso de sustancias; siendo la población infantil la más afectada.

Además, la calidad de la salud mental en Chile es baja y pareciera ser que se va empobreciendo, dijo Zvi Tacussis, psicólogo experto en salud mental y suicidio que cumple funciones de asesoría y supervisión en la salud pública de la región.

¿Cómo califica a la salud mental de los ariqueños?

-Mira, así como partiendo de lo global hasta lo particular, en Chile, la calidad de vida en relación a la salud mental es baja. Esto se ha podido demostrar en países desarrollados, donde pasa que la salud mental pareciera ser que se va empobreciendo. En Chile y en Arica se reproduce esto, si bien no tenemos estudios de prevalencia, nosotros tenemos algunos indicadores que nos dan alertas.

¿Cómo ha afectado la pandemia a la comunidad?

-Yo creo que acá entraría a hipotetizar, porque no hemos tenido estudios. Las universidades podrían estar haciendo algo y no lo están haciendo. Podría haber estudios más específicos, pero con lo que nosotros recogemos, por ejemplo, yo me he podido dar cuenta que la comunidad problematizó en general algo que ya venía arrastrándose, que es el poco autocuidado. Nuestra mentalidad, así como cultura es que nosotros tenemos que esperar a enfermarnos para preocuparnos de nuestra salud, no tenemos instalado esto como preventivo. Entonces vino la pandemia, vimos que las personas tenían que recluirse en sus casas. ¿Y qué hacen en ese momento? Gran parte de las personas que tenían que pasar estas licencias de 14 días se aburrían, no sabían qué hacer, se deprimían. Y es porque falta un poco esto del autocuidado.

Falta tener estrategias de cuidados colectivo…Entonces nos damos cuenta de que la pandemia vino a visibilizar la necesidad de conectarnos con las personas.

-¿La violencia que existe hoy es por la falta de tratamientos, por la salud o también por las interrupciones?

-Yo creo que la violencia es más algo cultural. Nosotros nos manejamos por sistemas que son violentos de las estructuras mayores, como la esfera política hasta lo particular, que son la familia. La familia o la persona individual generan relaciones violentas. Los niños de todos los colegios, la gran mayoría tienen que ser uniformados, es decir, tienen que venir con un uniforme muy particular, venir con ropa de calle no está permitido y los días lunes gran parte de los colegios, sino todos, se tienen que hacer filas y cantar el himno nacional. Y así hay muchas prácticas que son militares que están dentro de los colegios y eso responde a un periodo muy particular en nuestra historia y particularmente en el norte de Chile, que es la Chilenización.

-¿Es como Militarización?

-Sí. Yo creo que hoy en día los colegios han ido cediendo algunas cosas; ves adolescentes más con piercing, pelo teñido. Pero, por ejemplo, cuando yo estudié, no era fácil, era muy estricta la cosa. En cuanto a las relaciones, el profesor siempre es un símbolo de autoridad y si bien hay profesores que tienen la vocación de enseñar, hay muchos de ellos que pierden el control en clases, les gritan a los alumnos y generan relaciones de violencia con ellos. Entonces imagínate a un profesor que se equivocó, porque dio una información errónea y el alumno le dice que está errado. ¿Cómo que estoy equivocado? Y te reta y te pone cara y te levanta la voz. ¿Qué harías si un profesor te levanta la voz? Acá los niños tienen que aguantar eso. Mi primer trabajo fue en un colegio y había un profesor que se escuchaba los gritos en todo el colegio, todos escuchábamos y nadie le decía nada. Imagínate este niño que pasa todos los años de escuela con ese sistema de relaciones interpersonales y después ingresa a la universidad.

¿Y en las universidades?

-Sí, por supuesto. Muchos profesores ejercen el conocimiento de forma violenta, te tratan derechamente de estúpidos, porque no sabes. Eso no se tiene que aguantar, pero siempre está el temor. ¿Y si le reclamo y después me evalúa mal? Y uno aguanta eso por cinco años. Después uno sale de la universidad, me voy a trabajar y entro donde el jefe, quien te reta cuando está de malas, te grita, te dice cosas desagradables. Continuamos viviendo en relaciones violentas.

¿Y qué podría pasar si alguien no recibe tratamientos para los trastornos?

-Hay que ponerse en dos escenarios. ¿Qué pasaría si la persona no acude de forma temprana? ¿Y qué pasaría si la persona interrumpe el tratamiento? Si, por ejemplo, yo recién estoy empezando a desarrollar un trastorno y no me detectan tempranamente, el tiempo que yo pasé sin tratamiento es como un antecedente negativo para la recuperación, porque significa que pasé un tiempo cronificando el daño. Entonces me tengo que hacer cargo del trastorno y además del tiempo, de las cosas que pasaron durante ese momento.

Es muy importante detectar temprano y dar atención rápido. ¿Qué es lo que nos cuesta como salud pública? Nos cuesta mucho dar atención rápida. Si tú vas a un CESFAM y pides una atención de salud mental, te van a dar una primera atención que es de morbilidad. Y la siguiente hora, de salud mental, va a ser para dos o tres meses. Entonces te tienes que esperar ese tiempo en promedio, es decir, una persona es atendida 4 veces al año.

"la pandemia vino a visibilizar la necesidad de conectarnos con las personas.."

Zvi Tacussis, psicólogo