Editorial
Lentitud vs. celeridad
Hace unos días, La Estrella dio a conocer que la empresa Walmart anunció la pronta reapertura del Supermercado Lider, ubicado en Diego Portales. El recinto resultó completamente destruido por un incendio, en el mes de noviembre de 2019, en los momentos más duros del llamado "estallido social".
Es interesante el hecho de que este recinto vuelva a operar a poco más de tres años de que terminara siniestrado. Interesante, porque ni siquiera la pandemia con todos sus vaivenes, logró detener su reconstrucción. Razones hay muchas, sin embargo es inevitable caer en las comparaciones respecto de la celeridad con la que reacciona el sector privado, respecto a lo que ocurre con el sector público y lo que ocurre con algunos proyectos ante otros.
Claramente no se pueden hacer parangones simples, sin tomar en cuenta la manera en que funciona cada una de estas estructuras, tanto la pública como privada. Hay muchas variables envueltas. No es lo mismo recuperar calles destruidas o un paseo, que construir todo un edificio o una escuela. Tampoco se puede desconocer el peso que en este momento tiene para Arica la presencia de vestigios arqueológicos en muchos terrenos.
Pero así como el caso del supermercado hace pensar en la celeridad y la eficiencia, otros invitan a reflexionar en los obstáculos, la burocracia y el paquidérmico "avance" que caracteriza a proyectos en el sector público.
Mientras lo que ocurre con el Museo en San Miguel de Azapa avanza a esa categoría, lo que ha pasado con el Centro de Justicia se convierte en todo un símbolo. Hace exactamente seis años la Estrella anunciaba su construcción. Y hace unas semanas, también este Diario dio a conocer que su funcionamiento eventualmente se iniciaría en el año 2030. En ambos casos, el resguardo patrimonial ha sido la razón principal.
Convengamos en que Arica es una zona con un enorme valor patrimonial. Lo sabe la UNESCO. Sin embargo, lo que está ocurriendo con obras importantes para la región, hace pensar si el Estado está o no funcionando a la altura de las exigencias que el mismo patrimonio, la comunidad y las actuales necesidades de la ciudad lo requieren.
"La rapidez con que avanzan algunos proyectos respecto de otros, lleva a pensar en qué se puede hacer para dar celeridad".