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El plan que urdió Alan Pauls para que amen a Borges

Reeditan en Chile "El factor Borges", colección de ensayos escritos por el académico argentino Alan Pauls ("El pudor del pornógrafo") quien, casi como en una novela negra, busca desentrañar y acercar al autor de "El Aleph" al gran público: "El libro busca contradecir prejuicios y lugares comunes sobre él".
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Valeria Barahona

La imagen de Jorge Luis Borges a la que están acostumbrados los escolares es la de un señor ya mayor, de bastón, ciego y con un aire presidencial. Una persona que ni de cerca los toca, así como tampoco empatiza con una dueña de casa o un empleado de maletín y corbata. El escritor argentino está en el Parnaso de las letras latinoamericanas, esas que luego en la universidad se miran de reojo y con cierta reverencia. No obstante, y pese a que ha pasado más de un siglo desde el nacimiento del autor de "El Aleph", aún hay detalles desconocidos de su vida, que no era sólo pasar en la biblioteca ni sin reír todo el tiempo, cuenta su compatriota Alan Pauls en "El factor Borges".

El texto que se presenta gráficamente como una suerte de novela negra, idea que se condice con su estructura, fue armado originalmente hace 20 años, "por encargo" de Fundación San Telmo, reconoce el autor de "El pudor del pornógrafo", desde Berlín, donde está radicado. Este Centro Cultural trasandino posee "una de las colecciones de Borges más importantes que hay y (cuando pidieron el texto) era el centenario de Borges, en 1999, por lo que la idea fue armar un libro ilustrado que combinara manuscritos, fotos, documentos, como memorabilia borgiana, con textos", el que finalmente fue publicado por el Fondo de Cultura Económica (FCE).

Ahora, la edición que llega Chile es sólo texto, aunque con algunas licencias de tipografías y diagramación. Mezcla las notas al pie con la escritura principal, y se presenta en dos columnas, imitando a un diario o uno de los laberintos que tanto gustaban a Borges.

"El libro está orientado a la divulgación, al menos ese fue mi propósito al pensarlo. Es un ensayo que serio y que, de algún modo, hace accesible y atractiva una obra que para mí es genial, pero que encuentro que sigue teniendo una cierta resistencia, por lo menos en cierto público no del todo especializado", explica Pauls. Borges, también exdirector de la Biblioteca Nacional de Argentina no recibió el Premio Nobel de Literatura por ser considerado "demasiado exclusivo" en la Academia Sueca, de acuerdo a un documento desclasificado de 2018.

El autor de "Historia del llanto" agrega que, por lo mismo, con "El factor Borges" buscó "contradecir prejuicios y lugares comunes muy consolidados sobre él. Tenía la impresión que eso dificultaba un poco la circulación del autor. El libro quiso matar todos esos pájaros de un tiro".

-Presentas a un Borges festivo, bueno para jugar, que arma estos personajes que no existen a partir de datos reales, mientras que uno tiene la imagen de un señor muy serio.

-Traté de repatriar a Borges de ese mundo solemne en que estaba un poco encerrado, ponerlo en evidencia con sus mismos textos, sin hablar de él como el personaje público, que ya bastante se ha hecho… Demostrar con la misma literatura de Borges que sus textos estaban preñados de ironía, humor y también cargada de una vitalidad, incluso una violencia, que muy rara vez se le reconoce a Borges. Creo que la relación que tuvo con Bioy, sobre todo de escritura, pasan en limpio esto: Borges con Bioy se sentía con la libertad de decir salvajadas, emitir juicios completamente arbitrarios, insultantes que, siendo Borges, no se sentía autorizado a hacer. Pero si uno lee sus textos sin ese prejuicio del escritor inaccesible, encerrado en su torre de marfil, que no quiere saber nada del mundo, que solo vive entre libros, va a descubrir una literatura fascinante, en el sentido más divertido de la palabra.

Borges pop

Por ejemplo, "El Aleph", texto canónico que es leído en algunos colegios chilenos durante la enseñanza media, "es absolutamente desopilante, tiene un nivel de humor, de autoironía, reflexión sobre la pomposidad del gran escritor que se piensa a sí mismo como un monumento. Y, en general, 'El Aleph' es leído como un prodigio de imaginación abstracta, mientras que es un texto sobre la vulgaridad, cosas de las cuales el 'Borges oficial' parece no haberse ocupado nunca", sonríe Pauls, quien además trató de "reconectar" al autor que en 1976 visitó Chile "con cierta cultura popular de masas: en general se tiende a pensar que, justamente, como representante de la alta literatura no tiene mucho que ver con lo popular, y por supuesto que desde muy joven Borges dialogó con esto".

-En los ensayos muestras el trabajo de Borges en revistas femeninas, cuando al lado de un artículo le ponen una publicidad de sostenes.

-Exacto. Ese Borges de los años 30 y 40 está completamente metido en la industria editorial y de prensa. Trabaja editando un suplemento cultural del diario más popular de Argentina. Al mismo tiempo dirige colecciones, traduce, piensa antologías de difusión de cuentos fantásticos, literatura policial, de género. Se interesa por las culturas orales, las calles de Buenos Aires. Ese escritor atrincherado en una biblioteca es extraordinariamente poroso, permeable, cuyo trabajo se define muy en el tráfico entre la alta cultura y todas esas literaturas menores, prácticas o discursos que no llegan a ser artísticos, reconocidos. Para mí son muy importantes esas reconexiones, es devolverle cierto dinamismo a un escritor muy clásico como Borges. Creo que lo único que la crítica puede hacer todavía con estos autores que están tan pensados, sobrescritos, interpretados. Leyendo el libro uno tiene la sensación de que es un escritor simplemente, o sea, alguien que lidia con el lenguaje y a veces puede ser muy sofisticado o muy vulgar.

-Y comenzaste a jugar con él también, porque el libro trae las notas al pie diagramadas dentro del texto. Aparecen en un or-