Un 18 de septiembre en Arica… A inicios del siglo XX
La celebración de la independencia chilena tenía numerosas manifestaciones públicas. En esos días, la banda del Orfeón de la Policía recorría las calles céntricas de la ciudad, tocando un repertorio de dianas que acompañaban la algarabía de la población. El ambiente rodeado de júbilo, banderas y manifestaciones daba paso al Te Deum que se llevaba a cabo en la catedral de San Marcos, presidido por los párrocos, el Gobernador, el Alcalde, el cuerpo consular, miembros de las colonias extranjeras, principales vecinos y representantes de las casas de comercio, entre tantos otros. Una vez concluida la ceremonia, a eso del mediodía, en la Plaza de Armas Cristóbal Colón y en el entorno de la Gobernación, se efectuaba un desfile donde participaban la Artillería de Costa, las sociedades obreras y los alumnos de las escuelas primarias.
Los festejos eran caracterizados por la organización de ramadas, desfiles de carros alegóricos y premiaciones de los estudiantes de las escuelas públicas en el Teatro Nacional (actual Teatro Municipal). Para este quiebre de la vida cotidiana, el comercio, los edificios públicos y la comunidad en general se preparaban con semanas de antelación. El estadio de la Asociación de Fútbol, ubicado en los terrenos que hoy ocupa el Hospital Juan Noé, era escenario de variadas entretenciones típicas, entre ellas las carreras de ensacados, el palo encebado, tirar la cuerda, elevación de volantines, el disparo al blanco o los clásicos bailes populares. Paralelamente, en la costa se desarrollaban regatas que contaban con la participación de botes de pescadores y otras embarcaciones, los que reforzaban el entusiasmo que se vivía durante esos días.
Las celebraciones se encontraban en un contexto donde el Estado chileno se desplegaba tras el conflicto bélico, durante el período que se conoce como chilenización. A ello, se agrega la construcción del ferrocarril a La Paz y el apogeo salitrero, factores que originaron un potente dinamismo en la región. Sin duda, las fiestas patrias, en las primeras décadas del siglo XX, se vivieron con gran intensidad y elevada participación de los ariqueños.
Pablo Chávez Zúñiga
Doctor en Historia, Universidad de Chile