Editorial
Plebiscito en tierra derecha
Quienes pensaban que a una semana habría una claridad respecto a la opción ganadora en el plebiscito del 4 de septiembre, hoy se miran las caras y reconocen que la diferencia entre el Apruebo y el Rechazo aún no es tan definitiva y que quedan días para que algunos hechos, factores o situaciones inclinen la balanza hacia una de las opciones.
Ello ha obligado a que los partidos políticos, los colectivos y el mismo Gobierno se ubiquen en qué harían en ambos escenarios una vez conocidos los resultados.
Qué puede ocurrir en los días que restan es que con la moratoria sobre la entrega pública de encuestas se trabaje sobre la sensación ciudadana. Se explayen en que nadie puede alzarse como ganador y que si alguien pensaba que había una opción despegada, las distancias se han estrechado y que el voto personal, el mío o el suyo, será el que dirima esta suerte de empate técnico.
El hacer que uno sienta que puede decidir un proceso eleccionario es uno de los puntos a los que se puede recurrir en esta etapa, pero hay otros cientos y los expertos electorales los conocen bien y algunos de ellos lo veremos en acción próximamente en ambos sectores.
Analistas suponen que un triunfo estrecho no sería el mejor escenario para definir el futuro constitucional. La razón, estaríamos ante a un país dividido y sobre el cual las posibilidades de construir acuerdos se obstaculizan, porque quiérase o no ya es una verdad aceptada que tendrán que haber cambios al texto aprobado o al que está vigente. Necesariamente se deberán sentar a dialogar y a ponerse al servicio del país.
Como lo dijo el Presidente Boric, tras el resultado no podemos hablar de triunfadores y vencidos, se debe pensar en nuestro país y en nuestra nación, y que esos discursos polarizadores deberán quedar atrás y hablar de unidad.
El rol del Gobierno será fundamental porque desde allí deberán definir las directrices a seguir y conformar las mesas que sean necesarias con todos los actores involucrados y avanzar sobre caminos de acuerdos y de unidad.
Se está ante la oportunidad histórica de que Chile demuestre madurez y responsabilidad con su futuro.
"tras el resultado no podemos hablar de vencedores ni vencidos, se debe pensar en nuestro país y en nuestra nación".