Editorial
Fuegos artificiales
A principios de 2021 se promulgó la ley que sanciona como delito el uso, venta y fabricación de fuegos artificiales. Se trata de una iniciativa que modificó Ley de Control de Armas que sancionaba como falta con pena de multa estas acciones.
De esta manera, se establecen como delitos, con penas de presidio en cuanto al uso, venta y fabricación de fuegos artificiales, y también en el caso de quien dispare armas de fuego, cohetes, petardos u otros proyectiles.
El objetivo de la ley fue sancionar más severamente, con cárcel y multas, también los disparos injustificados de armas de fuego. La nueva norma responde a hechos que se han registrado en los últimos años, más cuando el uso de fuegos de artificio se ha vinculado al narcotráfico.
El país invierte enormes recursos en la elaboración de leyes que a veces no sólo son necesarias, sino que son demandadas por la ciudadanía. En el caso de los fuegos de artificio, son varios los municipios del país, incluyendo el de Arica, que por razones incluso sanitarias han preferido suprimir los espectáculos pirotécnicos de los eventos y celebraciones.
Porque además de ser caros, hoy es un hecho de que los espectáculos pirotécnicos no son sólo un motivo de alegría y admiración, sino que también de molestia, preocupación y hasta de pánico, para personas con alguna condiciones mental o emocional especial, e incluso, para las mascotas. Sin contar los riesgos de incendio que se pueden generar y hasta la contaminación ambiental y acústica.
Es por eso que con todos estos antecedentes, resulta al menos digno de discutir y analizar que siga habiendo espectáculos pirotécnicos "caseros" o clandestinos en fechas determinadas. En el caso de Arica, ocurren en distintos puntos de la ciudad, "a la hora que debe ocurrir", es decir, a medianoche.
Evidentemente falta que se fiscalice y controle esta ley, en todas sus dimensiones, una ley que demandó esfuerzos y recursos, y que como se ha analizado, responde a varias necesidades. Sin embargo, cuando una ley no se fiscaliza, es sencillamente un desperdicio, letra muerta. Un lujo que el país no se puede dar.
"El uso aún casi cotidiano de estos elementos deja en letra muerta aquella ley que buscaba sancionarlos con mayor severidad".