Editorial
Posicionar el turismo
La región ha definido hace tiempo ya al turismo como uno de sus ejes para su desarrollo. En tiempos en que se especulaba con el desarrollo minero en la zona u otras actividades, lo cierto es que la vocación turística de Arica y Parinacota prevaleció para convertirse en un motor para el crecimiento regional. Y no sólo eso, también en un sello para la puerta norte del país.
Sin embargo, a pesar de lo necesario y verdadero que es todo esto, resulta contradictorio el hecho que esta actividad aún no tenga un impulso potente y decidido que realmente haga que gane con luces propias el lugar que le corresponde, que la convierta en un gran engranaje de la maquinaria regional.
Es necesario concordar, primero, que este escenario no tiene sólo un responsable. No es problema de determinadas personas, instituciones u organismos en particular. Arica, y en general la región, deben trabajar en su conjunto por la creación de un relato y un concepto turístico, por un sello que caracterice a la zona, y que involucre al sector público, al privado y a la sociedad completa.
Sin embargo, tampoco se pueden dejar de lado carencias que hasta los mismos involucrados en este rubro reconocer. Uno de los tiene que ver con el aprovechamiento de las ventajas comparativas que tiene Arica para las vacaciones de Invierno, que todo indica que no han sido aprovechadas. Escasa promoción, muy poco posicionamiento y una incapacidad para haber aprovechado unas vacaciones sorpresivamente más largas, son algunas de las debilidades que ha mostrado el turismo regional en lo inmediato.
El turismo regional necesita liderazgos tanto en el mundo privado, como en el sector público. Poco pueden servir las maravillas naturales y patrimoniales de una región maravillosa como la nuestra, si no existe un plan, una estructura y una visión sanamente ambiciosa para posicionar a la actividad turística como lo que realmente debe ser.
Y ahora, que la actividad recién está comenzando a recuperarse tras los rigores de la pandemia, no es tiempo de contemplaciones ni vacilaciones.
"Una actividad llamada a ser eje para el desarrollo regional demanda más realidades, visiones e impulsos".