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Himno Arica, cómo nació el canto épico

Muchos lo cantan con gran fervor en las justas deportivas, y despedidas al cementerio, pero pocos saben cuál es su origen.
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Redacción - La Estrella

En gran parte, por no decir todos los actos de relevancia en la ciudad, se toca el Himno de Arica.

En particular destaca en los eventos deportivos y en la despedida al cementerio de grandes ariqueños.

El propio periodista Julio Martínez (JM), siempre comentaba el fervor con que los hijos de esta tierra cantan el himno, sobre todo cuando le tocó relatar el histórico triunfo de Chile ante Rusia en la subsede ariqueña del mundial del 62.

Pero ocurre que no muchos conocen el origen de este canto épico y menos las nuevas generaciones.

Al respecto, Nelson Torres Otárola, expresidente del Consejo Regional del Colegio de Periodistas y exfuncionario municipal donde trabajó por más de 60 años, se preocupó de recopilar los principales hitos del himno.

Torres relata que éste fue compuesto, práctica y definitivamente, el 26 de marzo de 1955, cuando su autor, poeta y compositor Pedro Ariel Olea, regresaba a Santiago luego de permanecer 15 días recorriendo la ciudad y conversando con la gente.

"El Presidente del Centro Hijos de Arica de Santiago, Lautaro Ostornol Dueñas, había consultado a varios destacados maestros y compositores sobre la posibilidad de obtener un himno vibrante que viniera en auxilio de las inquietudes por el resurgimiento. Corrían los días del Puerto Libre y ya no bastaban las banderas negras", señala.

Los connotados compositores Javier Rengifo y Remigio Acevedo y el maestro Roberto Retes, sugirieron a Ostornol el nombre de Pedro Ariel Olea que por entonces ya había creado el Himno de Iquique y la Gran Marcha Naval. "Y Ostornol tuvo éxito. Logró lo que se creía tan remoto y Arica obtuvo la inmortalidad de su símbolo".

Dificultades

Nelson Torres señala que el compositor confesó que tuvo serias dificultades en escribir la letra porque "se me había pedido un himno vibrante, épico, de las glorias de un histórico pasado, pero, por otra parte, se me pedía también que no se adjetivara sobre imágenes que de manera alguna pudieran inquietar los sentimientos afines de las numerosas familias peruanas y bolivianas avecindadas".

Las condiciones eran difíciles pues había que interpretar el sentir de los hijos de esta tierra sin herir susceptibilidad de los vecinos", revelaba.

Y es aquí donde se agranda la imagen del músico poeta que tiene visión para captar este sentimiento y convertirlo en un vibrante himno que hoy es cantado con amor, orgullo y honda emoción por los ariqueños y escuchado con recogimiento y respeto por nuestros vecinos.

Era la época en que Arica contaba con alrededor de 18 mil habitantes y gran parte de las familias entroncaban en los hijos de los tres países hermanos que por los extraños designios de la historia habían sostenido entre sí la cruenta Guerra del Pacifico.

Pero, a su regreso a Santiago,el poeta luego de 15 días de estudio, contactos y relaciones con la ciudadanía ariqueña, reúne sus apuntes y bosquejos y dándoles ordenamiento y forma llega a la capital con la canción escrita.

A su recepción el maestro Retes exclama entusiasmado¡ A este himno no hay que cambiarle ni una coma. Es extraordinario… se hará famoso!

Pedro Ariel había entregado a Arica un esperanzado mandato de "Fe en el porvenir.." y una explosion de amor hacia esta tierra en su vibrante sentencia de "Siempre Arica…hasta morir…!

El 3 de Junio de 1955, el himno es traído a la ciudad por Pedro Ariel y Lautaro Ostornol que viajan acompañados de una delegación de 60 artistas y periodistas que, invitados por el entonces Alcalde Homero Martinez, acudían a la celebración del 75 aniversario, Bodas de Diamante, del Asalto y Toma del Morro de Arica. La composición se entrenó privadamente en casa de la familia de don Alejandro Beyzan Montalvo interpretada por Lautaro Ostornol con Ariel Olea al piano.

Luego fue coreada en casa de don Carlos Morales Alaiza.

Pero su estreno oficial se efectuó el 7 de Junio por efectivos del Regimiento de Infantería No.4 "Rancagua", en la Gran Retreta Militar ofrecida en los faldeos del Morro con motivo de las festividades ya descritas.

La interpretación estuvo a cargo de 400 soldados dirigidos por el entonces Capitan Hector Sagues Hermann.

Difusión

Torrers Otárola afirma que su primera difusión radial corresponde a Radio Corporación que con su gran orquesta dirigida por el maestro Pedro Mesias y con la participación del conjunto Folclórico de los Hermanos Lagos y el Duo Maria-Ines, trasmiten a todo Chile el homenaje que la emisora rinde a la ciudad de Arica.

Grabaciones

En 1959 es grabado -en sello Odeón- por el tenor Raul Fabres, con el acompañamiento de la Banda Instrumental del Orfeón de Carabineros de Chile, bajo la dirección del maestro Segundo del Real Benitez.

Fabres obtuvo esta primicia, que anhelaban varios interpretes, gracias a que anteriormente había grabado en la R.C.A.Victor la canción "Alma" de Pedro Ariel Olea lo que sin duda fue definitivo.

En 1965 lo graba -en Sello Philips- la orquesta del maestro Saul San Martin; la primera solo instrumental y la segunda con la actuación del tenor Jose Arturo.

Esta edición fue financiada por el ariqueño Pacual Gonzales, un apasionado de su tierra y por el propio autor.

Entretanto aparece ya una versión escrita por el maestro Guillermo Cárdenas Dupry, exdirector del Coro de la Universidad de Arica, quien asume el mérito de haber sido el primero en comprender la belleza que surge de este canto, llevándolo a una transposición a 4 voces que pronto recorreria Chile en las voces de su coro y en el de Magisterio.

Merece mención especial que desde la llegada del himno y su estreno, una voz se prendió a él y lo difundió con verdadera pasión y entusiasmo.

Es la de Juan Guillen Canales, hombre público, exregidor y periodista que amó a su tierra y le cantó hasta su muerte. El compositor lo denominó "millonario del himno", por las veces que lo había interpretado.

"Logró lo que se creía tan remoto y Arica obtuvo la inmortalidad.."

Nelson Torres Otárola, expresidente Consejo Regional de Periodistas