Editorial
Agresividad al volante
Imprudencias, insultos, discusiones, peleas, hasta atropellos y accidentes. Todo forma parte de las consecuencias que pueden venir de la mano de conductores agresivos. Lamentablemente, nuestra ciudad sabe mucho de eso y es un problema que se ha agudizado luego del confinamiento por la pandemia. No es muy difícil constatar estos hechos.
En Arica algunos conductores que manejan por distintas arterias de la comuna, lo hacen como si estuvieran en una pista de carreras. Hablamos de mucho más que altas velocidades, maniobras arriesgadas o adelantamientos indebidos.
Se trata, tristemente, de una "actitud de vida" de estos conductores, que al parecer no conciben guiar un vehículo si no es con alta agresividad. Es fácil identificarlos: En los semáforos aceleran ruidosamente a la espera de la luz roja y casi tocan al vehículo que les antecede, como si de esa forma el semáforo cambiara a verde más rápido.
También suelen gesticular: mueven las manos pidiendo más rapidez, levantan los brazos, los sacan por la ventana y hacen gestos obscenos a quienes ellos consideran manejan "mal", o simplemente responden a bocinazos.
Con su actitud y accionar sólo dejan en evidencia que son conductores peligrosos y no pocos han recibido infracciones por parte de Carabineros, que los han sorprendido en flagrantes faltas a la ley. También -y ellos lo saben- se han "salvado" de varios accidentes de tránsito o simplemente los han sufrido, pero no de gravedad lo que los hace recaer.
Muchos, curiosamente, se consideran "expertos al volante". Para ellos, el resto no sabe guiar un vehículo. Y claro, muchos conducen máquinas que no pueden desarrollar "todo su potencial", con motores poderosos que pueden "humillar" a cualquier otro chofer. Pero son quienes muchas veces terminan siendo el punto de partida para accidentes en los que las víctimas más inocentes suelen ser peatones, ciclistas o incluso, mascotas que andan en la calle.
Es en estos casos cuando se confirma la necesidad de entender que la licencia de conducir debe ser un privilegio. Hoy, siendo un derecho, sin duda es uno que debe ganarse.
"Se trata de un problema que se ha agudizado especialmente después de los confinamientos".