Editorial
Emblemas patrios
En el mismo texto del borrador de la nueva Constitución se consagra que la bandera y el escudo, el himno nacional son nuestros emblemas patrios Por ello llama la atención que no sean incluidos en las ceremonias oficiales que realiza la Convención Constitucional como lo han manifestado con molestia los constituyentes de derecha y centroderecha y que vivió un nuevo episodio en la sesión realizada en Antofagasta.
En la oportunidad se entregó el proyecto para que las comisiones de cierre realicen los últimos ajustes al texto final que será sometido a plebiscito el próximo 4 de septiembre. Si bien hubo solemnidad y simbolismo como elegir una región para la ceremonia se extrañó que la bandera, la tricolor y el himno patrio no estuvieran presentes.
Si bien se entiende que hay formalismos que han cambiado en el último tiempo hay otros que lejos de estar añejos o encasillados en vetustas tradiciones son parte de nuestra identidad. Bajo esos mismos emblemas se forjó el perfil chileno en esta, como dirían los poetas, angosta y larga faja de tierra.
Por supuesto hay evoluciones y tiempos distintos. Nuevas generaciones y necesidad de reconocer identidades originarias, de minorías y sociales, las que presentes estuvieron en una segunda línea, eso no significa borrar de este tipo de actos oficiales la bandera y el himno.
No hay que olvidar que el himno en las jornadas deportivas suele ser el componente identitario para unir a los deportistas bajo los colores de la bandera, el amor a su país y sus tradiciones.
Hay aspectos que van quedado desfasados como las aperturas formales en nombre de Dios en un estado laico, pero hay otras no pueden seguir el mismo derrotero.
Sin la necesidad de ser fundamentalistas o chovinistas hay que reconocer que tanto la bandera como el himno han servido y seguirán sirviendo para unir a país diverso, rico en culturas ancestrales, regionalismos e identidades particulares.
Es lógico que aquellos símbolos que estaban en segunda fila tengan hoy su espacio, sean reconocidos y exhibidos con orgullo. Esto no quita que se pierda el respeto por los emblemas que han sido el pilar y que han reforzado y sostenido la unidad nacional en tiempos de paz y bélicos.
Seamos regionalistas, velemos por lo nuestro, por nuestras raíces y tradiciones, pero no olvidemos la chilenidad.
"Seamos regionalistas... pero no olvidemos nuestra chilenidad".