Editorial
Violencia que no se erradica
Un nuevo caso de violencia en el fútbol quedó registrado hace unos días, durante el partido que disputaron por Copa Libertadores de América los clubes Universidad Católica y Flamengo de Brasil, en el Estadio san Carlos de Apoquindo de la región Metropolitana.
En un momento del espectáculo, un asistente, de aquellos mal llamados hinchas, arrojó desde un sector del estadio en el que se encontraban los parciales del elenco chileno, una bengala que fue a caer en la barra de los visitantes. El proyectil impactó a un niño y lo hirió.
Las cámaras y las redes sociales se encargaron de difundir a quien aparece como responsable, de acuerdo a los registros. Sin embargo, la opinión pública nacional aún no tiene la certeza de que este tipo de acciones tengan sanciones ejemplares que permitan, finalmente, disuadir a quienes actúan de manera violenta y hasta delictual en los campos deportivos.
No es primera vez que un "hincha" es captado arrojando un objeto peligroso en un estadio. De hecho, las cámaras y las transmisiones televisivas han permitido captar en diferentes ocasiones la acción de hinchas violentos antes, durante o después de los partidos. Sin embargo, el que este tipo de conductas se repitan, dejan en la opinión pública una sensación de que se actúan con impunidad.
De hecho, la Ley de Violencia en los Estadios y el Plan Estadio Seguro, conceptos que se han manejado hace tiempo ya con el objetivo de erradicar este tipo de acciones de los espectáculos deportivos hoy no reportan resultados ni balances que puedan ser debatidos públicamente, presentados como cartas de una estructura destinada a sacar a los delincuentes que aparecen en el fútbol, especialmente.
Hoy la comunidad, la afición deportiva, el hincha de verdad, ese que apoya a su club en familia o con amigos y que va al Estadio simplemente a ver fútbol,. No tiene la certeza ni la seguridad de que no se va a encontrar con un delincuente vestido de aficionado al fútbol. De hecho, no tiene la certeza de que un espectador violento y hasta habitualmente violento, no esté en el mismo recinto que él visita. Sin duda, los planes, las leyes, están en deuda a la hora de erradicar la violencia en los estadios.
"Hoy persiste una sensación de impunidad ante quienes llevan la violencia a los recintos deportivos".