Editorial
Cuidado de plazas y parques
Las plazas y plazoletas y otros espacios públicos similares, viven en una encrucijada que es casi permanente. O se transforman en un punto de encuentro de los vecinos, de hermoseamiento de los sectores donde se emplazan, de descanso, diversión, de deportes y esparcimiento; o simplemente quedan en abandono, a disposición, en muchas oportunidades, de vándalos y delincuentes.
Aunque Arica es una ciudad que manifiesta un déficit de áreas verdes importantes. Apenas supera los dos metros cuadrados por habitante, cuando lo ideal es que sean nueve metros cuadrados. Todo esto, a pesar de los terrenos baldíos y sectores que antes de ser parques y plazas, terminan convirtiéndose en microbasurales.
No se puede desconocer que se ha avanzado mucho en este sentido. Tanto iniciativas que parten con recursos nacionales sectoriales como comunales, se han ido ejecutando para poder ir ocupando estos espacios baldíos, y convertirlos en lo que deben ser, puntos de encuentro de vecinos y vecinas.
En este sentido, la conservación de estos sectores es realmente importante. Una conservación que no sólo tiene que ver con sus jardines, su mobiliario o su infraestructura. También se relaciona con la conservación y el cuidado de las razones y objetivos que llevaron a su habilitación.
EL trabajo vecinal debe enfocarse a evitar que las plazas y parques, especialmente aquellos que están estrechamente ligados a sus poblaciones, terminen siendo ocupados por el ocio mal entendido y la delincuencia.
En ocasiones, plazas recién construidas o remodeladas son utilizadas para el consumo de drogas y alcohol, o el cometido de una serie de incivilidades que lo único que hacen es terminar por aumentar la sensación de abandono y seguridad en el sector.
El trabajo por la recuperación positiva de estos espacios es de responsabilidad transversal. No se trata sólo que carabineros aumente la vigilancia. Es vital también la denuncia, el cuidado de parte de los vecinos, el uso sano, provechoso y la participación de parte de los mismos pobladores, y finalmente también el apoyo de los organismos públicos.
"Se trata de espacios que bien administrados, le restan espacios a la delincuencia y las incivilidades".