Editorial
"Gran remate de carnavales"
"Emociona volver a recorrer nuestras calle con alegría, con ese ambiente de festividad" decía en la edición de ayer sobre el "Gran Remate de Carnavales 2022" el presidente de la Confraternidad de Bailes Andinos Inti Ch'amampi, Martín Montecinos. Y es que el pasado fin de semana, aunque se haya tratado de solo unas horas de bailes y música, las 54 agrupaciones que participaron en esta actividad devolvieron a la ciudad el espíritu de fiesta general perdido en la ciudad tras ya dos años de pandemia.
Es que los cantos, bailes y música que traen agrupaciones tan diferentes como tinkus, tobas, morenadas, afros, diabladas, caporal y pueblos, se echaban de menos, qué duda cabe.
Aunque la fiesta se extendió solo desde el mediodía a horas de la tarde del sábado, en las calles se vio gente feliz, ya sea protagonizando los propios bailes, como siendo espectador de este tremendo espectáculo, sin dejar de mecionar a los comerciantes ambulantes y pequeño comercio del sector céntrico que vieron aumentadas sus ventas.
Y es que la historia de las ciudades no solo se expresa en lo material, constituido por el dibujo de las arquitecturas de sus calles, espacios públicos o grandes recintos, sino que también principalmente se construye dentro del mundo inmaterial, con las diversas expresiones culturales que constituyen su alma, que le dan la vida.
Dentro de estas expresiones del alma ariqueña, sin duda, el Carnaval Con la Fuerza del Sol se ha ganado un espacio en estas últimas décadas. Pero hasta ahora no estaban dadas las condiciones para realizar un evento masivo de estas magnitudes con seguridad sanitaria, por lo que este gran remate de carnavales, aunque no es lo mismo, despertó por unos momentos el espíritu de esta gran fiesta.
No importó ver menos danzarines en los circuitos, ni que hayan estado ataviados con protectores faciales ni tapabocas en sus rostros, y que se haya dejado de lado la competencia, lo importante en esta ocasión fue volver a revivir la alegría, el compañerismo y la fiesta colectiva de los ariqueños y parinacotenses tras dos años encerrados, confinados por la pandemia del covid.
"los cantos, bailes y música que traen agrupaciones tan diferentes... se echaban de menos, qué duda cabe".