Editorial
La Piscina Olímpica
La Piscina Olímpica de Arica se sumará a los monumentos nacionales de la región, por su valor histórico y patrimonial, y por representar un momento clave, especial en la historia urbanística de la ciudad.
Sin duda que llena de satisfacción ver el reconocimiento que existe sobre una obra que ha marcado época para nuestra ciudad, que se ha encargado de recibir grandes eventos deportivos, de formar también a grandes deportistas y darle el sello propio de quienes brillan en los deportes acuáticos en el país e incluso fuera de nuestras fronteras.
La Piscina Olímpica ya tiene un enorme significado, por la razones urbanísticas, históricas, patrimoniales y lógicamente también deportivas. A ello se suma el que el recinto ha sido escenario también para múltiples actividades, lo que le ha convertido en un centro de eventos versátil y acogedor.
Sin embargo, y de manera paradójica, esta nominación justo llega en los momentos, probablemente, de mayor abandono para este ahora histórico recinto. Un abandono que se ha buscado revertir con proyectos que no han pasado más allá de la estricta mantención.
Hace un tiempo, por ejemplo, se demolieron las estructuras para la práctica de saltos ornamentales, un procedimiento que dio cuenta del deterioro de parte de la infraestructura original de la Piscina Olímpica.
El resto de la infraestructura de este complejo se ha mantenido con mucho esfuerzo y los recursos justos para evitar que el deterioro termine por afectar a sus principales dependencias. Pero el entorno de la piscina da cuenta del tiempo y de la falta de renovación. Incluso, de la falta de trabajo y hermoseamiento.
Lo mismo se puede decir de la antigüedad de la cual en general está revestido este complejo, antigüedad que no necesariamente tiene que ser el respaldo y la razón para que sea un monumento con historia. Es simplemente la falta de inversión necesaria para poder mantenerla.
Es tiempo de atender a este verdadero emblema arquitectónico y deportivo de la ciudad, un símbolo ariqueño que reclama darle el lugar que merece.
"Se in corpora a los monumentos nacionales de la región, pero aún reclama por mejoras más que necesarias".