Editorial
Arica merece más
Fueron miles los ariqueños y parinacontenses que se movilizaron ayer en el marco de la convocatoria realizada por distintos gremios, especialmente el transporte mayor, ante el difícil escenario migratorio y el recrudecimiento de la delincuencia en la región.
Son fenómenos que lamentablemente no son fáciles de solucionar y que han demandado, demandan, y seguirán demandando no sólo esfuerzos y palabras, sino que también acciones, hechos, inversiones y voluntades, entre otros muchos requerimientos.
Sin duda, lo peor que puede pasar en una situación como ésta es que problemas tan complejos terminen confinados a la discusión político partidista, momentánea. Porque finalmente se trata de cuestiones que tienen que ver con la manera como se entiende el país, cómo se involucra el Estado no sólo con estos desafíos puntuales, sino que también con todo lo que es y lo que ocurre en el territorio.
Autoridades regionales y comunales concuerdan en un hecho que cae de lógico: regiones como Arica y Parinacota, y también Tarapacá, deben ser entendidas en un contexto país distinto, considerando en el caso de la nuestra, una zona bifronteriza en donde se requieren muchos más recursos para la seguridad y la soberanía.
Nuestra ciudad, y nuestra región, deben ser verdaderas estrellas para el Estado de Chile. La puerta norte, de la que tanto se habla, no sólo debe ser una puerta segura, sino que también debe ser un digno portal del país, bien dotado, como una muestra de lo que es Chile. Y no sólo aquella recurrida postal, o los 30 minutos en un programa matinal de televisión para mostrar nuestro Carnaval. Arica merece mucho más.
Es el Estado de Chile el que debe entender e impulsar esta tierra, para que deje de ser otro símbolo de lo que genera el centralismo en las zonas extremas, donde con pocos y escasos recursos -no sólo económicos- se debe tratar de construir una imagen y un trabajo que debe estar en manos del país.
Es de esperar que aquella sentida necesidad, transversal a vecinos, autoridades, sectores políticos y económicos, pueda ser capturada más temprano que tarde, y por convicción nacional, más allá de las entendibles movilizaciones.
"Nuestra ciudad, y nuestra región, deben ser verdaderas estrellas para el Estado de Chile".