Editorial
El trato que se merece
Aunque no es de conocimiento masivo, es un hecho y una realidad que el Humedal de la desembocadura del Río Lluta es un Monumento Nacional, en la categoría de Santuario de la Naturaleza, dadas sus particularidades relacionadas con la vegetación y la fauna que lo frecuentan. En otras palabras, debería ser una de las zonas de Arica exenta de intervención humana.
Lamentablemente, a diferencia de lo que ocurre con culturas y países vecinos, el chileno en general es poco dado a conocer, primero, cuáles son sus hitos patrimoniales, sus monumentos, su historia y su significado; y en un segundo aspecto, a cuidarlos, aun sabiendo de qué se trata.
Con el humedal de Lluta puede pasar lo uno y lo otro. En un sentido, no toda la comunidad sabe su calidad de monumento nacional, lo que es triste, más cuando no se advierten las señalizaciones que así lo indican. Pero más triste todavía es que, conociendo esta denominación, aquello no se respete.
La Municipalidad de Arica, especialmente, se ha encargado de buscar la protección de este patrimonio, con guardaparques y recientemente, con la renovación de la señalética que existe en el sector para proteger las especies que lo frecuentan.
Así, las autoridades están reiterando el llamado a tener en cuenta la delicadeza del ecosistema asociado al humedal, un recordatorio que incluye la advertencia de sanciones para quienes no respeten este monumento nacional, ya sea por su significado patrimonial o por el ecológico.
Este sector es motivo de constantes denuncias que llegan hasta "La Estrella", las que se relacionan con la presencia y abandono de perros -junto con la acción de los mismos animales en este lugar- o con la basura y desperdicio que se deja en este santuario de la naturaleza. Hace unas semanas, incluso, se registró una quema.
Es una serie de hechos que son producto de la acción y la intervención humana, ya sea de manera directa o indirecta. Son consecuencias de un desconocimiento y hasta de un desprecio hacia un patrimonio local. Algo que este patrimonio no merece.
"El Humedal del Río Lluta suele sufrir en el verano las consecuencias del desprecio y el desconocimiento de su valor".