Madrigueras podrían predecir cómo será el cambio climático
Mediante un estudio de paleoclima, los espacios utilizados por roedores en el altiplano dan luces sobre las condiciones climáticas pretéritas y cómo se proyectan a futuro.
Las madrigueras de roedores que habitaron hace miles de años en el altiplano chileno fueron el testimonio de cómo las lluvias del invierno altiplánico han cambiado en los últimos dos mil años, gracias a una investigación realizada por científicos del Centro de Estudios Avanzados de Zonas Áridas (Ceaza).
Ignacio Jara, investigador posdoctoral del centro, comentó que mediante el paleoclima es posible determinar cómo se comportará el clima a futuro, disciplina que resulta de vital importancia para analizar el cambio climático en la zona norte de Chile, que pocos estudios presenta en relación a este tema.
Respecto al estudio en cuestión, comentó que gracias al polen fue posible reconstruir el invierno altiplánico en tiempos pretéritos. "El polen tiene la particularidad de producirse en grandes cantidades y se preserva muy bien en el tiempo al ser una estructura muy resistente. Esto nos da la indicación de la vegetación que crecía en el pasado", explicó.
Los investigadores analizaron que mientras se sube en elevación tiende a llover más. En el norte, por ejemplo, a los dos mil metros sobre el nivel del mar, en la pampa, casi no hay plantas. "Si empezamos a subir y llegamos hasta los cinco mil metros comienza a aparecer vegetación de la puna y alto andina. Todo este cambio va siguiendo un gradiente de precipitaciones. Cada una de estas plantas tiene una huella en el polen, por lo que vemos cómo va cambiando esta huella en el tiempo y vamos reconstruyendo periodos en los que la vegetación se expandió hacia arriba o abajo del altiplano en respuesta a cambios climáticos", explicó.
¿polen en madrigueras?
Ahora bien, el polen lo obtuvieron nada menos que de madrigueras de ratones que vivieron hace miles de años y dejaron vestigios como orina o deposiciones fosilizadas, así como palitos, semillas e insectos. "Estas muestras las llevamos al laboratorio y vemos el polen que había ahí, es decir, qué plantas existían en el periodo en que vivió el roedor".
El profesional detalló que encontraron 31 madrigueras en Antofagasta. A estas muestras se les realizó un análisis del polen y conocieron la edad de las madrigueras. Fue así como encontraron unas de 30 mil, 12 mil, 5 mil años y otras más recientes, de 500 o 200 años.
"28 de las 31 madrigueras estaban entre los últimos mil años, es decir desde 1000 DC al 2000 DC. A cada una de ellas les sacamos el polen y nos dio una idea relativa de cómo eran las lluvias de verano en ese periodo", contó.
Resultados
Una de las conclusiones de la investigación fue que el altiplano y el desierto de Atacama presentó importantes cambios en las precipitaciones entre el año 1000 y 1500. "Las madrigueras indicaron que las condiciones eran más secas, mientras que, después del 1500 las condiciones se volvieron más variables y húmedas".
Jara agregó que compararon el registro de lluvia del pasado con el de otras zonas como el altiplano peruano, argentino y colombiano, para ver si los patrones se replicaban. "También usamos lo que sabemos del clima actual, y es que uno de los modeladores más importantes de las lluvias en el altiplano es la variabilidad tipo El Niño o La Niña".
Tomando como referencia estos fenómenos, concluyeron que los veranos más lluviosos coinciden con condiciones de La Niña. Por el contrario, los más secos tienden a coincidir con El Niño, presentando una correlación significativa. "Observamos que lo que se da en tiempos modernos, fue replicado en el pasado también", dijo.
Entonces ¿qué implicancia tiene esto para el cambio climático? el doctor explicó que el paleoclima entrega una perspectiva que permite afirmar que esta relación entre variabilidad tipo El Niño y lluvias en el altiplano es muy extensa y fuerte, por lo que se podría extender en el tiempo también.
"Este estudio sugiere que este tipo de variabilidad será clave para comprender cómo es el invierno boliviano en el altiplano. Hay pocos estudios en el norte y las tendencias no son claras, por lo que esta investigación nos da algunas luces para saber hacia dónde debemos ir mirando", concluyó.
"Este estudio sugiere que este tipo de variabilidad será clave para comprender cómo es el invierno boliviano en el altiplano".
Ignacio jara