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Nuevos ensayos buscan reproducir queñoas

Se esperar cubrir las demandas de las comunidades para sus predios, y complementar las tareas de recuperación del bosque nativo.
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Redacción - La Estrella

No ha sido fácil. Un trabajo intenso se ha realizado para revertir la pérdida que sufrieron en el pasado los bosques de queñoa pertenecientes al género Polylepis en la región. Una tarea que ha estado en mano de la Conaf.

Siempre con el vivero de Putre como centro protagónico de este quehacer, la oficina regional del organiosmo está abocada a nuevos ensayos mediante otras técnicas reproductivas. De lograrse buenos resultados se cubrirá la demanda de parte de la comunidad y será un apoyo o complemento a las acciones de enriquecimiento ecológico de los sectores de bosque. Todo, en el marco de experiencias que se iniciaron ya hace 15 años.

Héctor Peñaranda, director regional de Conaf, dice que "debemos recordar que Chile cuenta sólo con dos de las aproximadamente 27 especies de queñoa existentes en América, el árbol que crece a mayor altitud en el mundo. De allí la importancia de su conservación, al igual que con los bofedales, por su aporte a la regulación de la provisión hídrica local y aguas abajo hacia los valles y la ciudad de Arica". Se refiere así a la queñoa precordillerana (Polylepis rugulosa), categorizada en peligro y la queñoa de altura (Polylepis tarapacana) que está vulnerable.

El vivero de Putre, cuya producción es casi exclusivamente de especies nativas con uso medicinal dentro de la cultura aymara, tiene una capacidad para generar anualmente 15.000 plantas. Pero la dificultad para una producción masiva de las queñoas, su especie emblemática junto con la llareta, radica según explica el ingeniero agrónomo del área Putre, Andrés Huanca, en que "la colecta de semillas de Polylepis es muy baja tanto por su disponibilidad desde los bosques que están al interior de las áreas silvestres protegidas como por la emergencia de plántulas que se logra, y que es sólo de un 2% . Esto hace que producir nuevas plantas sea algo complejo y costoso".

Alternativas

"Estamos desarrollando lo que se llama propagación vegetativa por esquejes, usando camas calientes. Esto es la reproducción asexual de una planta a través de ramillas semileñosas de la planta madre, que después de un proceso de viverización a una temperatura óptima (la cama caliente), permite que puedan desarrollar sus raíces y dar origen a una nueva planta idéntica a la madre", dijo. Es el modo en que también hacen propagación de queñoas en Perú y Bolivia, y donde se hace partícipe también a la comunidad, una idea que se busca replicar en Chile.

Los actuales ensayos por esquejes se realizan con diversos tipos de sustratos y en esta tarea ha sido clave el aporte de Kevin Mamani, joven técnico agrícola aymara, que estudió en el Liceo Técnico Profesional Granaderos, de Putre. "Actualmente trabajo en CONAF apoyando las labores de conservación, con distintas variedades de plantas protegidas de la zona, tales como las queñoas o llaretas", nos dice.

Cada una de las almacigueras que muestra Kevin contiene 50 estacas de cada tipo de queñoa, la precordillerana y la de altura. En la primera el sustrato es sólo turba que filtra la humedad, en el segundo caso hay una mezcla de sustrato y perlita, que drena el agua, pero a la vez la conserva y el tercer ensayo sólo contiene perlita. "Ahora tenemos que esperar para ver cuál funciona mejor".

Complementando estrategias

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Complementar la producción por semillas es una opción interesante. Y no solo porque estas generan un 2% de plantas viables, sino porque cuesta encontrarlas. Andrés Huanca, profesional aymara que trabaja también por su tierra y su gente, explica que "hay mejores resultados con la queñoa precordillerana, porque los árboles pueden almacenar sus semillas durante varios años en el follaje, lo que permite una recolección en cualquier temporada. En algunos casos de árboles bajo manejo ubicados en las plazas de los poblados andinos sus semillas alcanzan un porcentaje de germinación del 6% y la disponibilidad es más alta, por lo que ha sido más fácil propagar esta especie. De hecho, durante el presente año logramos replicar 1.300 plantas de un árbol semillero ubicado en el pueblo de Belén". Cosa distinta ocurre con la queñoa tarapacana. Dice Huanca que "esta especie no almacena sus semillas y sólo están disponibles en el follaje durante la fase de fructificación. Al madurar caen al suelo lo que hace difícil su recolección". Así fue como idearon poner mallas bajo algún árbol semillero para poder colectar las semillas de forma fácil y rápida. "Sin embargo, su germinación es bastante baja, por lo que hemos podido producir alrededor de 120 plantas hasta el momento en la temporada 2021".