editorial
Cables en desuso, una deuda pendiente
En agosto de 2019 se promulgó la ley que establecía el retiro de los cables en desuso, uno de los problemas de seguridad, estéticos y ambientales común a casi todas las comunas del país. En la oportunidad y dados los alcances que se esperaba que tuviera, fue el mismo Presidente Sebastián Piñera quien la presentó de manera oficial.
En lo medular la ley plantea terminar con la contaminación visual y descongestionar el estado en el que se encuentra el tendido de los postes en las zonas urbanas. La enorme cantidad de cables en desuso, considerados simplemente como una chatarra colgante no solo ensucia la vista sino que también presenta riesgos. Establece que es responsabilidad de las empresas de telecomunicaciones el retiro de aquellos cables que hayan instalado y que ya no tengan la utilidad para los fines que se instalaron.
Se fijaron plazos también para el retiro de esta chatarra colgante y en caso de que las empresas no lo hicieran, la tarea tendría que ser encabezada por los municipios, planteándose que hasta los costos podrían ser de cargo de los privados que dejaran allí los cables. Todo esto, sin perjuicio de la multa por no cumplir el retiro de los cables que puede ir desde los casi 5 millones hasta los 49 millones de pesos. Esa fue la manera en que se planteó esta ley.
Hoy a casi dos años, pareciera que poco efecto ha tenido esta iniciativa legal, a la luz principalmente de lo que se puede observar en distintas calles y puntos de la ciudad, donde los postes siguen luciendo los cables abandonados, sucios, amontonados o colgando hasta caer al suelo.
La sección Zoom de este diario, en la página 8, ha sido una vitrina constante de las inquietudes ciudadanas y periodísticas en torno a la contaminación que generan los cables en desuso. Y si bien en Arica desde el año 2018 se viene trabajando en una mesa que busca limpiar la ciudad de este tipo de contaminación, especialmente en el sector céntrico, basta recorrer otros sectores para advertir los nulos avances en esta limpieza.
En otras palabras, hay una deuda pendiente si se trata de resolver un problema que ha echado raíces en Arica.
"A casi dos años de la ley para su retiro, ha habido avances pero no los suficientes o claramente evidentes".