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Elecciones 2021: una oportunidad histórica

Bien por los ciudadanos que votaron este fin de semana y mal por quienes no lo hicieron, porque se trató de un plebiscito histórico en nuestro país mediante el cual elegimos por primera vez, de forma democrática, a 16 gobernadores regionales que iniciarán un inédito proceso de descentralización y regionalización tendiente a erradicar el asfixiante centralismo que hoy nos rige.

Además, en este referéndum inédito de dos días, escogimos en Chile a 345 alcaldes que tendrán la misión de impulsar proyectos, tareas y acciones cotidianas tendientes a mejorar la calidad de vida de los habitantes de las comunas que representan, con el respaldo de los 2.240 concejales también electos que se distribuyen como cuerpos colegiados en cada municipalidad a lo largo y ancho del país.

Pero sin lugar a duda, uno de los procesos más importantes y simbólicos de las últimas décadas fue el referendo de los 155 convencionales constituyentes, iniciativa que surgió tras el estallido social como propuesta de participación ciudadana y democrática para escribir una Nueva Constitución y el Chile que soñamos y queremos, por lo tanto, acudir a las urnas y expresar una opción era significativo, pese a que el voto es voluntario y nos sigue penando la abstención.

Hoy sólo nos resta avanzar. Por las complejidades de la crisis socioeconómica; la desconfianza generalizada de la ciudadanía hacia las instituciones y por la pandemia que vivimos, los constituyentes electos que redactarán la nueva Carta Magna que es la ley de todas las leyes, tienen una importante labor por delante, velando de manera responsable por el bien común y reconectando a la ciudadanía con la política de tal forma de legitimar todo el proceso.

"Sin lugar a duda, uno de los procesos más importantes y simbólicos de las últimas décadas fue el referendo de los 155 convencionales constituyentes".

José Miguel Durana SemirSenador por Arica y Parinacota

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Elecciones 2021: una oportunidad histórica

Bien por los ciudadanos que votaron este fin de semana y mal por quienes no lo hicieron, porque se trató de un plebiscito histórico en nuestro país mediante el cual elegimos por primera vez, de forma democrática, a 16 gobernadores regionales que iniciarán un inédito proceso de descentralización y regionalización tendiente a erradicar el asfixiante centralismo que hoy nos rige.

Además, en este referéndum inédito de dos días, escogimos en Chile a 345 alcaldes que tendrán la misión de impulsar proyectos, tareas y acciones cotidianas tendientes a mejorar la calidad de vida de los habitantes de las comunas que representan, con el respaldo de los 2.240 concejales también electos que se distribuyen como cuerpos colegiados en cada municipalidad a lo largo y ancho del país.

Pero sin lugar a duda, uno de los procesos más importantes y simbólicos de las últimas décadas fue el referendo de los 155 convencionales constituyentes, iniciativa que surgió tras el estallido social como propuesta de participación ciudadana y democrática para escribir una Nueva Constitución y el Chile que soñamos y queremos, por lo tanto, acudir a las urnas y expresar una opción era significativo, pese a que el voto es voluntario y nos sigue penando la abstención.

Hoy sólo nos resta avanzar. Por las complejidades de la crisis socioeconómica; la desconfianza generalizada de la ciudadanía hacia las instituciones y por la pandemia que vivimos, los constituyentes electos que redactarán la nueva Carta Magna que es la ley de todas las leyes, tienen una importante labor por delante, velando de manera responsable por el bien común y reconectando a la ciudadanía con la política de tal forma de legitimar todo el proceso.

"Sin lugar a duda, uno de los procesos más importantes y simbólicos de las últimas décadas fue el referendo de los 155 convencionales constituyentes".

José Miguel Durana SemirSenador por Arica y Parinacota

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Nueva ciudadanía y nuevo ciclo

El mundo digital democratiza el acceso a los datos y nutre con información a una nueva ciudadanía, cada vez más empoderada, más exigente y conocedora de sus derechos. La posibilidad de compartir contenidos y manifestar sus preferencias por las redes sociales es una tendencia creciente, que no ha ido de la mano con el diseño de mecanismos que generen una mayor participación ciudadana en las decisiones que les afectan. Así, las instituciones han sufrido una pérdida en su credibilidad, por sus propios errores, ahora expuestos mediáticamente, y por su escasa capacidad para responder en forma proactiva a los requerimientos sociales.

En este contexto, el ciclo histórico que permitió el retorno a la democracia y consolidó el modelo neoliberal parece estar llegando a su fin. Con honestidad intelectual, cuantitativamente, en este período existieron avances económicos con algunos impactos sociales. Sin embargo, cualitativamente, los casos de financiamiento ilegal de la política, los fraudes en determinadas instituciones, los abusos en otras, las colusiones, las bajas pensiones, las falencias en salud, en educación y la sensación de una permanente injusticia, simplemente cansaron a la ciudadanía. Una ciudadanía que hoy expresa su clamor, cada vez más, por medios digitales; cuyos impactos no logran comprenderse, en su real magnitud, por las lógicas tradicionales.

Las elecciones de representantes para la elaboración de una nueva Constitución sugieren que ha primado una respuesta institucional a la crisis de legitimidad. Pero, aún prevalece la pregunta acerca de si, en un marco de sustentabilidad, habrá respuestas satisfactorias a las demandas de la nueva ciudadanía por una mayor equidad integral. Cabe también conocer cómo las autoridades territoriales electas, se vincularán más profundamente con las necesidades de las personas.

Comienza lo que parece ser un nuevo ciclo y, sin duda, la nueva ciudadanía exigirá un rol protagónico.

"Ha primado una respuesta institucional a la crisis de legitimidad".

Emilio Rodríguez Ponce, Ariqueño

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Nueva ciudadanía y nuevo ciclo

El mundo digital democratiza el acceso a los datos y nutre con información a una nueva ciudadanía, cada vez más empoderada, más exigente y conocedora de sus derechos. La posibilidad de compartir contenidos y manifestar sus preferencias por las redes sociales es una tendencia creciente, que no ha ido de la mano con el diseño de mecanismos que generen una mayor participación ciudadana en las decisiones que les afectan. Así, las instituciones han sufrido una pérdida en su credibilidad, por sus propios errores, ahora expuestos mediáticamente, y por su escasa capacidad para responder en forma proactiva a los requerimientos sociales.

En este contexto, el ciclo histórico que permitió el retorno a la democracia y consolidó el modelo neoliberal parece estar llegando a su fin. Con honestidad intelectual, cuantitativamente, en este período existieron avances económicos con algunos impactos sociales. Sin embargo, cualitativamente, los casos de financiamiento ilegal de la política, los fraudes en determinadas instituciones, los abusos en otras, las colusiones, las bajas pensiones, las falencias en salud, en educación y la sensación de una permanente injusticia, simplemente cansaron a la ciudadanía. Una ciudadanía que hoy expresa su clamor, cada vez más, por medios digitales; cuyos impactos no logran comprenderse, en su real magnitud, por las lógicas tradicionales.

Las elecciones de representantes para la elaboración de una nueva Constitución sugieren que ha primado una respuesta institucional a la crisis de legitimidad. Pero, aún prevalece la pregunta acerca de si, en un marco de sustentabilidad, habrá respuestas satisfactorias a las demandas de la nueva ciudadanía por una mayor equidad integral. Cabe también conocer cómo las autoridades territoriales electas, se vincularán más profundamente con las necesidades de las personas.

Comienza lo que parece ser un nuevo ciclo y, sin duda, la nueva ciudadanía exigirá un rol protagónico.

"Ha primado una respuesta institucional a la crisis de legitimidad".

Emilio Rodríguez Ponce, Ariqueño

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Y después, ¡qué!

Este fin de semana, muchos, de un total de casi quince millones de inscritos en padrones electorales de Chile, ejercimos nuestro derecho a voto en un proceso inédito de elección. Y lo hemos hecho con buen ánimo, nuevas esperanzas, algún nerviosismo, confianzas y créditos nuevos. Adultos mayores, y jóvenes, unos más, unos menos, hemos ejercido nuestra voluntad de voto en las urnas, dejando depositadas allí esperanzas nuevas de un futuro esplendor para este Chile del siglo XXI.

Una vez más no dejo de pensar en esa carta que escribiera el cardenal Raúl Silva Henríquez el 19 de noviembre de 1991. En "Mi sueño de Chile", ¡sí, hace casi 30 años!, este chileno preclaro, según diagnóstico no diferente al de hoy, nos indica a su modo de ver y entender cómo debiera ser nuestro Chile, el de todos y todas.

En esta carta el cardenal Silva Henríquez habla de la persona, del hombre y de la mujer, del respeto, de la dignidad, de la lucha contra la pobreza, del derecho a la educación, del acceso a la salud, de tener un trabajo estable y de que este permita alimentar a su familia, "… y que cada familia pueda habitar en una casa digna donde pueda reunirse a comer, a jugar, y a amarse entrañablemente". Y, de solidaridad, la misma que brota a raudales en cuánta catástrofe natural suele azotar a nuestro delgado y estirado territorio. Y hoy, la pandemia del c19 no es menos. Es hora de trabajo mancomunado, es hora de aunar fuerzas, de ser más no-so-tros, que un yo ensimismado.

Después del voto, la conversación, el diálogo, la discusión, el análisis han de ser conducidos con expresiones sencillas, plenas de sinceridad. ¿Por qué? Porque lo que se quiere y necesita, ¡ya!, es entendimiento, acuerdo, trato, buen trato, y mientras antes se impongan, ¡mejor!

"Después del voto, la conversación, el diálogo, la discusión, el análisis han de ser conducidos con expresiones sencillas, plenas de sinceridad".

Raúl Caamaño Matamala, Profesor, Universidad Católica de Temuco

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Y después, ¡qué!

Este fin de semana, muchos, de un total de casi quince millones de inscritos en padrones electorales de Chile, ejercimos nuestro derecho a voto en un proceso inédito de elección. Y lo hemos hecho con buen ánimo, nuevas esperanzas, algún nerviosismo, confianzas y créditos nuevos. Adultos mayores, y jóvenes, unos más, unos menos, hemos ejercido nuestra voluntad de voto en las urnas, dejando depositadas allí esperanzas nuevas de un futuro esplendor para este Chile del siglo XXI.

Una vez más no dejo de pensar en esa carta que escribiera el cardenal Raúl Silva Henríquez el 19 de noviembre de 1991. En "Mi sueño de Chile", ¡sí, hace casi 30 años!, este chileno preclaro, según diagnóstico no diferente al de hoy, nos indica a su modo de ver y entender cómo debiera ser nuestro Chile, el de todos y todas.

En esta carta el cardenal Silva Henríquez habla de la persona, del hombre y de la mujer, del respeto, de la dignidad, de la lucha contra la pobreza, del derecho a la educación, del acceso a la salud, de tener un trabajo estable y de que este permita alimentar a su familia, "… y que cada familia pueda habitar en una casa digna donde pueda reunirse a comer, a jugar, y a amarse entrañablemente". Y, de solidaridad, la misma que brota a raudales en cuánta catástrofe natural suele azotar a nuestro delgado y estirado territorio. Y hoy, la pandemia del c19 no es menos. Es hora de trabajo mancomunado, es hora de aunar fuerzas, de ser más no-so-tros, que un yo ensimismado.

Después del voto, la conversación, el diálogo, la discusión, el análisis han de ser conducidos con expresiones sencillas, plenas de sinceridad. ¿Por qué? Porque lo que se quiere y necesita, ¡ya!, es entendimiento, acuerdo, trato, buen trato, y mientras antes se impongan, ¡mejor!

"Después del voto, la conversación, el diálogo, la discusión, el análisis han de ser conducidos con expresiones sencillas, plenas de sinceridad".

Raúl Caamaño Matamala, Profesor, Universidad Católica de Temuco

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¿Qué debería contener la nueva Constitución?

Es fundamental que una Carta Magna defina cuál es la forma que tendrá el Estado, si será unitario (como hasta ahora) o compuesto (como ocurre con los Estados Federales). También se debe definir cuál es el rol que ejercerá el Estado respecto de los habitantes de la República, y de qué manera la ciudadanía podrá intervenir en las decisiones del Estado, esto es, si tendremos una democracia representativa (como hasta ahora) o bien tendremos una democracia directa o participativa donde los asuntos que actualmente se discuten en el Congreso, son sometidos previamente a plebiscito para que la ciudadanía determine si deben tener o no una regulación legal.

También la nueva constitución debe definir cuáles son los órganos indispensables para el cumplimiento de los fines del Estado y, por tanto, debe pronunciarse sobre las funciones del poder ejecutivo, legislativo y judicial como, asimismo, debería pronunciarse sobre el rol de las fuerzas armadas, de la Contraloría General de la República, y de la función y composición del Tribunal Constitucional como ente que vela por el principio de la supremacía constitucional.

Es indispensable que la nueva Constitución reconozca, promueva y ampare los derechos fundamentales que hoy constituyen la base de todo Estado de Derecho, entre ellos, el derecho a la vida, la salud, la educación, pero también es necesario que la Carta reconozca derechos específicos respecto de aquellos colectivos que normalmente se han visto excluidos, discriminados y que son grupos vulnerables, tales como las mujeres, los pueblos originarios, los migrantes, los niños, las personas mayores, y que además cuentan con derechos reconocidos en tratados internacionales que actualmente se encuentran vigentes.

Por último, y respecto del sistema de fuentes del derecho, una Constitución debería establecer de qué manera se incorporarán en Chile las normas internacionales que son de tanta relevancia en materia comercial y de derechos fundamentales.

"Debe definir cuál es la forma que tendrá el Estado".

María Lorena Rossel Castagneto Académica Derecho Constitucional Universidad de Las Américas

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¿Qué debería contener la nueva Constitución?

Es fundamental que una Carta Magna defina cuál es la forma que tendrá el Estado, si será unitario (como hasta ahora) o compuesto (como ocurre con los Estados Federales). También se debe definir cuál es el rol que ejercerá el Estado respecto de los habitantes de la República, y de qué manera la ciudadanía podrá intervenir en las decisiones del Estado, esto es, si tendremos una democracia representativa (como hasta ahora) o bien tendremos una democracia directa o participativa donde los asuntos que actualmente se discuten en el Congreso, son sometidos previamente a plebiscito para que la ciudadanía determine si deben tener o no una regulación legal.

También la nueva constitución debe definir cuáles son los órganos indispensables para el cumplimiento de los fines del Estado y, por tanto, debe pronunciarse sobre las funciones del poder ejecutivo, legislativo y judicial como, asimismo, debería pronunciarse sobre el rol de las fuerzas armadas, de la Contraloría General de la República, y de la función y composición del Tribunal Constitucional como ente que vela por el principio de la supremacía constitucional.

Es indispensable que la nueva Constitución reconozca, promueva y ampare los derechos fundamentales que hoy constituyen la base de todo Estado de Derecho, entre ellos, el derecho a la vida, la salud, la educación, pero también es necesario que la Carta reconozca derechos específicos respecto de aquellos colectivos que normalmente se han visto excluidos, discriminados y que son grupos vulnerables, tales como las mujeres, los pueblos originarios, los migrantes, los niños, las personas mayores, y que además cuentan con derechos reconocidos en tratados internacionales que actualmente se encuentran vigentes.

Por último, y respecto del sistema de fuentes del derecho, una Constitución debería establecer de qué manera se incorporarán en Chile las normas internacionales que son de tanta relevancia en materia comercial y de derechos fundamentales.

"Debe definir cuál es la forma que tendrá el Estado".

María Lorena Rossel Castagneto Académica Derecho Constitucional Universidad de Las Américas