Don Jorge Soto Palza
Ha concluído su vida terrenal , más que centenaria un distinguido y muy antiguo vecino local, don Jorge Soto Palza, testigo privilegiado del desarrollo de nuestra comunidad desde que Arica se incorporó definitivamente al territorio nacional y acompañante de todos nuestros avatares citadinos desde 1929.
Don Jorge nació en Tacna, vivió la separación de esa comunidad ariqueño -tacneña que fue el tratado de Lima y que separó familias que quedaron a ambos lados de la frontera, él eligió vivir en Arica, al pie del Morro en la calle Arteaga bajo la luz de la bandera tricolor, hizo su servicio militar en el Regimiento Rancagua donde cultivo para siempre su amistad con su compañero de armas don Pedro Román, también en las campañas de cuartel en Lluta contrajo el temido mal de la malaria que como sabemos sólo lo extinguiría posteriormente el Dr.Juan Noé.
Constituyó familia con Nelly su compañera de siempre y empezó a trabajar en un empleo modesto en las tiendas Pescetto, importantes en ese período ariqueño anterior al Puerto Libre con luz eléctrica sólo por horas, sin alcantarillado y con difícil acceso al agua potable, donde todos se conocían y nadie cerraba ventanas en la noche ni ponía llave en las puertas de las casas y el paseo de los vecinos era a los pies del Hotel Pacífico y contemplando las olas en la Rambla.
Hombre inquieto y sin fortuna tuvo la capacidad de independizarse y comprendió que la cercanía de Arica y el ferrocarril con una ciudad importante como era La Paz, permitía la posibilidad de emprender, cosa que realizó con singular éxito, su asociación con empresarios paceños y su incorporación a las tiendas Ferreccio le abrieron el campo para emprendimientos financieros que condujo en la primera casa de cambios local, ubicada en 21 de mayo donde estuvo después el Banco Sudamericano, era el tiempo del Puerto Libre y ante la llegada de multiples comerciantes extranjeros, otro local pudo haberse sentido pequeño, después de todo él no era hombre de mundo, pero no fué así y compitió sin problemas ni complejos, hombre de privilegiado cerebro para los números le fue ofrecida la posibilidad de crear un Banco, a lo que el confesaba después, no se sintió con las capacidades necesarias, ese fue uno de sus pendientes, lo que después fué el Banco del Trabajo en 21 de Mayo, donde se encuentran las farmacias del Doctor Simi .
Ariqueño inquieto mantuvo una sólida amistad con el Alcalde Santiago Arata y también izó banderas negras con el fin del Puerto Libre, luego emprendió en el rubro ferretero donde creó la más importante ferretería antes de la llegada de las grandes cadenas nuestra ciudad, en calle Velásquez, también incursionó en la agricultura con un campo en Azapa.
Incentivado por su amigo don Luis Valente Rossi y conociendo el potencial minero no metálico de la zona inició con la Corfo el proyecto de una fábrica de cerámicas en Arica, que habría sido pionera en Chile y un indudable éxito, para ello vinieron dos misiones de Checoeslovaquia que tenían la tecnología para tal desarrollo y se avanzó en planos y un proyecto de factibilidad, peor las circunstancias políticas hicieron inviable esta empresa que habría sido señera en nuestro país.
Quitado de bulla, poco amigo de las cámaras y los reflectores fue contribuyente de la Cruz Roja y de las obras silenciosas de beneficencia de la Iglesia Católica, respetuoso de los ariqueños antiguos siempre fue elogioso de otra familias contemporáneas, Yanulaque, Worm, Cáceres.... querendón de sus hijos y numerosos sobrinos siempre devoto de la culinaria local y tacneña.
Al atardecer de su vida empujó decididamente los proyectos de su hija profesora Nelly María , desaparecida prematuramente, que han brindado educación a generaciones de nuevos ariqueños,
Como todo ser humano, una vida tan llena de realizaciones , también tiene sus luces y sombras, pero en el reposo del ocaso debe considerar que su vida fue un buen regalo de Dios.
Descansa en paz tío Jorge.
José Luis Torres Espinoza