Martín Caparrós, el cronista que sueña con la vida eterna
En casi 500 páginas, "Sinfín" muestra la decadencia del mundo tal como lo conocemos. Durante el año 2070 que imagina el cronista argentino, los cerebros migrarán hacia los computadores para reparar el "error técnico" de la muerte.
Por Valeria Barahona
Martín Caparrós es una de las voces más destacadas en la crónica en español, con publicaciones periódicas en los diarios El País, de España, y The New York Times, en Estados Unidos. En ambos diarios, expone observaciones y obsesiones sobre la realidad, destilando en su pluma décadas de reporteo en la calle. Con ese material sobresale -entre varios más-, el libro "El hambre". Allí explora la idea de por qué millones de personas no cuentan con el alimento necesario en lugares como su natal Argentina, una potencia alimentaria rica en granos y carne. Cuestionamientos como éste lo llevaron a escribir "Sinfín", la nueva novela del autor trasandino. En 500 páginas manda un combo al mundo tal como lo conocemos y plantea el amanecer de una vida eterna.
Según la ficción de Caparrós, la inmortalidad es para quienes puedan pagar por ella. O para aquellos que vivan en países con mayor desarrollo tecnológico. Así, mediante la promesa de que el fin no existe, unos "Estados débiles" podrían mantener felices a los ciudadanos a través de ?. El símbolo quiere decir, "tsian", que en chino significa "paraíso". En ?, cada persona puede diseñar la propia existencia a su antojo: sin enfermedades, sin tener que ir al baño; comer sin engordar, vivir la historia de su bisabuela e, incluso, matar todos los días a otro, sin ninguna consecuencia. ? es una cajita electrónica individual que almacena el cerebro de un usuario.
Toda aquella fantasía ocurre el año 2070, en un mundo paralelo y diseñado a medida del usuario. En ?, sólo el placer y la felicidad importan y el cuerpo ya es solo un estorbo.
-¿Cuándo escribiste "Sinfín"?
-Terminé en enero del año 2019, pero salió en marzo de este año 2020 en España, muy pocos días antes de que todo se acabara. Fue muy extraño. Estuve unos pocos días haciendo prensa, me fui a Buenos Aires el 8 de marzo para seguir en ello y el 22 tenía que ir a Santiago a dar una charla en una universidad. Sin embargo, el 15 se cerró todo y tomé el último avión desde Buenos Aires a Madrid. Ahí empecé a releer 'Sinfín' de una manera muy extraña, porque si algo pasó durante todo este año es que vivimos en realidades cada vez más virtuales, que son las que ? ofrece tras el fracaso técnico con que se inicia el libro. Al tratar de solucionarlo se traspasan cerebros a computadores, pero después, cuando esos cerebros trasladados quieren comunicarse con otros se arruinan. Entonces, la condición para que los cerebros sigan funcionando
"Hay gente que no para de tomar todo tipo de medicinas y aceptar todo tipo de intervenciones médicas, y ahora, de pronto, empieza a tener problemas con que si se pone la vacuna o no".