Editorial
La pandemia y el medio ambiente
La pandemia ha dejado ver el devenir ambiental que se mueve entre los beneficios que el confinamiento humano puede tener para hábitats naturales, como también el incesante impacto que tiene en la diversidad las actividades humanas, aún en cuarentena. En mayo Chile se convirtió en el primer país de Latinoamérica en entrar en Sobregiro Ecológico durante 2020, según los datos del organismo Global Footprint Network (GFN).
Pero en un sentido inverso, hay también hitos destacables. Por ejemplo, como publica hoy La Estrella, el hallazgo de ejemplares del sapito de cuatro ojos en el bofedal de Cacanpalca, permite hablar ya de una presencia estable, un hecho alentador y una excelente noticia para la biodiversidad.
También lo es la reproducción en cautiverio de la Ranita del Loa, un trabajo desarrollado por el Ministerio de Vivienda y personal del Zoológico Nacional. En 2019 fueron rescatados 14 ejemplares desde el río Loa, en la comuna de Calama y una docena está con vida, de los que cinco son machos, seis hembras y una rana juvenil de la que aún se desconoce su sexo. A partir del trabajo de recuperación, nacieron 200 crías.
Hace algunas semanas se conoció de otro espécimen que no era visto hace casi un siglo en Ollagüe (Rana de Hall), por lo que su avistamiento provocó obvia alegría. Se trata de un anfibio delicado que habita en vertientes específicas de ese sector cordillerano. La desaparición de especies es un asunto de tal gravedad que, según la Organización de Naciones Unidas, se extinguen 150 especies al día.
En estas jornadas de pandemia hemos visto avistamientos de distintos ejemplares salvajes en espacios públicos, lo que solo confirma la agresividad del hombre y de nuestras costumbres con el medio que nos rodea. Usamos y abusamos innecesariamente, consumimos productos y bienes superfluos, a veces por pura moda pasajera, sin conocer o preocuparnos de los efectos que eso conlleva.
El mundo es uno solo, los bienes no son infinitos; es algo que debemos aceptar y a partir de allí dejar de ver el planeta como una colección de objetos, sino como algo más delicado e interconectado entre sí.
"El impacto de la actividad humana sigue siendo fuerte, pero hay noticias que hablan del respiro que se ha dado al planeta".