Pareja encontró junto al mar la compañía sorprendente de un chungungo
Familia instalada en la playa recibe ya hace tres meses las visitas de "I-Locks", como llamaron a este ejemplar de nutria de mar.
Diversos motivos asociados a la pandemia, fueron los que llevaron a un grupo de chilenos y extranjeros a habitar el sector de Playa Brava, por lo que llevan meses instalados en carpas que han convertido en sus hogares temporales. Sin embargo, una familia jamás se imaginó que en su estadía en el lugar se iban a encontrar con una singular compañía; el chungungo llamado "I-Locks", que ahora es casi un miembro de la familia.
Deyanira Reynoso, de nacionalidad peruana, vino a Chile a visitar a su novio mochilero el pasado 10 de marzo, pero ante el cierre de la frontera, tomó la decisión de vivir en el sector junto a su pareja y otras personas desde entonces. Pero sólo hace tres meses, se sumó un nuevo integrante.
"I-Locks apareció un día debajo de mi carpa, yo me metí a cambiarme la ropa y le vi la cola, pensé que era un ratón gigante y me asusté mucho. Luego cuando salí lo vi casi en la entrada de la casa, patitas arriba, rascándose la espaldita bien feliz. (...) Luego se fue y a los minutos regresó con un pescado, bien feliz, y luego se metió bajo los palets en el piso", afirmó Deyanira acerca del animal que bautizaron con el mismo nombre del fundador de la banda de reggae chileno, Gondwana.
"Cuando uno ya le pone nombre a un animalito es porque ya es parte de uno, todos ya lo llamamos 'I-Locks'. Pero ya es parte de nosotros, lo cuidamos y lo queremos, tratando de que los perros que tenemos no lo molesten (...) Espero que conviva con nosotros hasta que esto acabe, o hasta que crezca o se sienta más libre y más seguro para poder vivir fuera, pero ojalá que pase bastante tiempo, porque nos gusta tenerlo acá", expresó.
Juntos
Hasta la fecha, la familia convive en la playa con este pequeño chungungo, quien llega a dormir y sale en distintos horarios, ocasionalmente llegando con pescado hasta la carpa de su familia humana, los que respetan el espacio del animal.
Hace dos semanas, tras sus frecuentes idas al mar, I-Locks regresó a tierra cojeando con una de sus patas traseras, y la familia percibe que el animal siente incomodidad. Ante esto, hacen un llamado a la comunidad, pidiendo que un veterinario, de manera solidaria, acuda hasta el lugar y pueda ayudar a "I-Locks", así como también revisar a los otros perritos que habitan con las personas.
"En nuestra situación, no podemos solventar los gastos de un veterinario. Tenemos otros dos perritos de 3 y 5 meses, y para nosotros es un poco complicado vacunarlos, porque trabajamos para el día a día", agregó Deyanira.