Agradecen el proyecto "Grandes Mujeres de la Historia de Arica II"
Luego de haber asimilado la significación de haber sido consideradas en el Proyecto de Grandes Mujeres en la Historia de Arica, y con la serenidad que otorgan los años, corresponde agradecer a las Instituciones responsables de llevar a cabo esta certera iniciativa, como también al Diario La Estrella , por su colaboración publicitaria. También nos permitimos hacer algunas reflexiones en torno a este hecho.
Al sentirnos parte de un selecto grupo de mujeres ariqueñas, nos embarga una natural emoción que nos lleva a rememorar nuestra trayectoria vital que se fue desenvolviendo con naturalidad, tanto en el cumplimiento del deber como en nuestro afán de establecer puentes de acercamiento hacia las personas que nos rodeaban. El amor hacia los demás y a la región que nos cobijó, nos fue llevando de la mano, casi imperceptiblemente.
El dar ha sido connatural a nuestra índole y ha gratificado nuestro espíritu, aportándonos nuevos bríos.
Para nosotras ha sido muy grato recibir este aliciente del cuál se han hecho partícipes nuestros familiares y amigos; reconocemos que sin su ayuda y comprensión, nuestro accionar hubiera sido más complejo. Es justo también agradecer a nuestros superiores que confiaron en nosotros, asignándonos tareas y estimulándonos.
El ser humano requiere de los demás, todos nos necesitamos mutuamente y por esto, una entidad o empresa se engrandece con el aporte de cada uno de sus integrantes. Por ende, tenemos la convicción de que los valores fraternales deben instalarse en el seno familiar y desde los primeros años de la educación escolar.
Es cierto que la humanidad ha dado grandes pasos en el ámbito técnico y científico, pero constatamos con pesar, que en nuestros días prevalece el espíritu individualista que no se percata del dolor ajeno.
Es imperativo Instalar una conciencia comunitaria, que enfrente los conflictos, hombro a hombro. Sólo así se superarán las carencias, especialmente las espirituales. Aunque contemos con líderes y personas de buena voluntad, se precisa el apoyo de cada individuo, que el mérito sea compartido a fin de que los logros se multipliquen.
Tenemos la certeza de que existen numerosas mujeres anónimas que día a día entregan sus mejores energías, no solo en pro de su familia, sino también de sus vecinos o de aquellos que requieren de una mano generosa para aliviar sus penurias. Todas ellas son dignas de encomio, porque trabajan silenciosamente y creemos que el mérito que se nos ha asignado, también les pertenece.
Esperamos que este reconocimiento se traduzca en una motivación para que otras representantes del género femenino, aporten a sus semejantes con generosidad. Esta conducta redundará, en definitiva, en el engrandecimiento de nuestra nación.
Nancy Alanoca Astigueta
Ana Labbé González