Testimonio hecho libro
"Mi abuela estuvo en Auschwitz"
¿Qué convicción heredaste de tu abuela?
-Espero haber heredado su sentido del humor y la capacidad de ver el vaso medio lleno. Era difícil verla quejarse o angustiarse por cosas suntuarias. No usaba su pasado para relativizar el dolor. Nunca se definió como víctima. Espero haber heredado enfrentar lo desconocido sin paralizarse, aunque no sé si habría podido resistir todo lo que ella tuvo que pasar. Por mi familia lo habría hecho sin pensarlo, pero si a los 15 años me hubiese visto en las puertas de Auschwitz, sin padres ni familia, no estoy seguro que habría tenido la voluntad de ella, ni sus ganas de vivir.
3 preguntas
¿Conoces el campo de concentración de Auschwitz?
-No, y no sé si quiero conocerlo. Me parece que su existencia es fundamental como testimonio de lo que ahí ocurrió y debe ser conservado como la prueba material de un período siniestro. Sin embargo, esa prueba permanece imborrable en mi memoria y no necesito un elemento externo. Hablar de Auschwitz sigue siendo doloroso y por eso cuando me propuse narrarlo, quise hacerlo desde el punto de vista de mi abuela y no desde lo que podría imaginar. Habiendo estudiado muchísimo sobre el Holocausto, tengo más dudas que respuestas.
-¿Qué pudiste reflexionar sobre el anhelo de "vivir para contarlo"?
-Cada persona que salió de Auschwitz encontró un sentido: una promesa a los padres, la venganza a los nazis a través de su testimonio y la sororidad de salvarse junto a sus amigas, como lo fue en el caso de mi abuela. Los que no encontraron un sentido murieron rápidamente. ¿Por qué y para qué tolerar el dolor, la humillación y el sufrimiento cuando no hay una razón que nos movilice? Sin esa razón es absurdo seguir insistiendo. Creo que las historias de los sobrevivientes siempre tienen ese elemento en común: la búsqueda del sentido.
The Cow Company