Salud mental debe ser prioridad
Al enfrentar la pandemia se ha priorizado la emergencia sanitaria y las problemáticas económicas que las cuarentenas y el confinamiento han traído consigo, sin embargo, es hora de enfrentar también los importantes efectos psicológicos en la población.
Al revisar investigaciones, realizadas en poblaciones expuestas a otros virus potencialmente mortales, se observa una alta prevalencia de síntomas de ansiedad, depresión, estrés agudo, estrés postraumático, especialmente en personas que trabajan directamente en el cuidado de pacientes contagiados.
También altos índices de síntomas de depresión, ansiedad, somatizaciones y estrés, incluso meses y años después de superada la crisis sanitaria.
Estas problemáticas se agravan en la medida que se asocian a otros factores como pérdida de la fuente de ingresos, contagios cercanos, sensación de exposición en la vida cotidiana (trabajos que exijan contacto estrecho con público, largos viajes en transporte público), espacios de confinamiento reducidos, sobrecarga, entre otros.
Pese a que el confinamiento puede ser la forma más efectiva de prevenir los contagios, también tiene efectos negativos como trastornos emocionales, depresión, estrés, bajo estado de ánimo, irritabilidad, insomnio, síntomas de estrés postraumático; ira, y agotamiento emocional, que impactan en el aumento de las denuncias de violencia intrafamiliar.
Una vez que termine la cuarentena las personas podrían presentar temor y dificultad para abandonar el confinamiento y volver a retomar las actividades fuera del hogar. Una forma de abordar este tema es a través del acompañamiento profesional .
María José Millán, directora de la Clínica Psicológica, Académica de la carrera de Psicología Unab Concepción.