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Julia Cañari Ramírez

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Alfredo Sanhueza V.

Proveniente de la comuna de Putre, Julia Cañari es una artesana que trabaja como textilera en fibra de alpaca desde los 9 años, siguiendo las tradiciones de su familia, sin embargo ella fue incluso más allá y con ese trabajo, ya a sus 35 años maneja un emprendimiento que incluso ha traspasado las fronteras del continente para llegar a promover sus productos en Europa.

La emprendedora contó que se inició con Wiñay Marka Cañari, su actual negocio en 2009, cuando antes se dedicaba a la venta de sus chales como vendedora ambulante, abriendo su negocio ese año tras lograr un proyecto de Fosis donde consiguió un telar de dos pedales, con el que empezó a tejer en mayor cantidad y abrió un taller en su propia casa. Con los años, la visita de turistas a la comuna le permitieron expandir el negocio al extranjero, firmando actualmente un contrato con países como Alemania y recientemente Hungría, entre otros países.

¿Cómo ha sido desarrollar este negocio desde Putre?

En un momento pensé que yo podría enviar productos al extranjero para dar a conocer la cultura y los diseños de nuestra cosmovisión andina, porque yo soy aymara y soy quechua, entonces quería dar a conocer mis tejidos, fue en 2016 cuando un sábado en el que me fui a jugar pelota que mi hermana me llamó porque un extranjero quería verme, me dijo que quería trabajar conmigo y esa noche trabajamos hasta las 2 de la mañana, pude mostrarle el cómo se hacía nuestro trabajo. Una semana después el caballero que era de Bélgica me llamó para pedirme un envío de prenda, tuve que bajar a Arica para preguntar el cómo hacer un envío, me dijeron que necesitaba un certificado de origen, de calidad y excelencia y estar al día para hacer una exportación y el Senda estaba en Santiago en esos años, no podía por tener a mis hijos, hasta que me llamó el director de Prochile para darme las indicaciones, me costó unos seis meses de trámites, pero luego de eso fue como un sueño cumplido, porque hice exportaciones a Estados Unidos y Australia.

¿Siente que la juventud se interesa por estas tradiciones?

Espero postular a un proyecto para enseñar a la nueva generación, a los estudiantes del colegio de Putre para que se vaya rescatando, no quiero que desaparezca, sería bonito que los jóvenes pudieran volver al pueblo y logren emprender, pero no se da todavía porque ahora está apareciendo recién el interés; ahora puedo ver gente que sí se motiva a tejer.

Martín Romero Zavala

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Constanza Espinoza M.

Desde pequeño, la música logró cautivar a Martín Romero Zavala (33), quien actualmente se desempeña como músico multi instrumentalista, autor, compositor musical y como técnico en sonido. De origen aymara, este músico ariqueño se desempeña como funcionario público de la Municipalidad de Arica, perteneciente a la Dirección de Cultura, trabajando como productor de eventos culturales vinculando con todo el medio artístico cultural de la región de Arica y Parinacota.

A lo largo de su carrera, Martín ha llevado su música a distintas partes del mundo, y uno de los hitos que han marcado su carrera musical artística hasta el momento ha sido su nominacióncomo "miembro de honor" del "Consell internacional de la Música CILM" Naciones Unidas de las Artes por ser un aporte a la música y la escena tanto local como nacional.

¿Cómo empezaste a sumergirte en el mundo de la música?

Conocí la música a los 6 años, cuando mi abuela llegó del sur con un charango de quirquincho a la casa, y desde ahí empecé a indagar más sobre la música. Estudié en el Liceo Artístico, tomaba clases y participé en casi todos los talleres artísticos del establecimiento. A los 15 años entré a la Agrupación Folclórica Phusiri Marka y fuimos a Europa, y con la agrupación Los Cantores viajamos a nivel nacional haciendo conciertos. También di mis primeras clases de música en mi adolescencia a discapacitados, y de ahí, además de conocer más instrumentos musicales, me hice conocido en el mundo artístico ariqueño través de agrupaciones folclóricas, tropicales y de varios géneros.

Despues me fui a una gira por Europa con mi charango, me fui por dos años a vivir al extranjero para vivir de la música. Luego volví para estudiar tecnología en sonido, y de ahí volví a viajar a Marruecos para trabajar como sonidista. Ahora último, me dediqué aquí en la región a hacer clases de sonido, entregándole información a docentes de distintos colegios.

¿Cómo ha sido obtener aprendizajes en el extranjero para luego traerlos a la región?

Fue una gran experiencia y aprendí harto, y pienso que como seres humanos vinimos a este mundo a entregar algo. Me gusta enseñar y traspasar estos conocimientos, porque es mejor traspasarlos antes que llevárselos a la tumba. Mi idea siempre ha sido ser un aporte a la sociedad, a la juventud. Cada vez que toco con mi charango me dedico a dejar un mensaje, sobre todo a los chicos aymara como yo, para rescaten nuestras tradiciones, a conservar y también a evolucionar.